“tito” Sciolini jubilado de 74 años de edad, lejos de sentarse a mirar por una ventana como pasa la vida, va a su segunda casa (Atlético Ituzaingó) todos los días en bicicleta desde Morón centro a colaborar con el mantenimiento del estadio, un verdadero ejemplo para los jóvenes.
Juan Ángel Miguel // Miercoles 22 de abril de 2020 | 20:23
Nacido en Ituzaingó, hincha desde que recuerda, hijo de directivo, dueño de una memoria prodigiosa no hay partido o jugador que no recuerde, socio vitalicio y papá de Gabriela y Hernán, también fanas del verde.
Siendo muy joven un día noto que el campo de juego estaba en muy malas condiciones, fue hasta su casa y volvió con una pala y puso manos a la obra, desde ahí trabó una buena amistad con el utilero de esos años el “negro” Rodríguez (tío de “chacho”), y este lo invitó a colaborar y ahí comenzó su larga historia de colaboración con el club.
A los 64 años, ya cerca de su jubilación perdió su empleo en la Editorial Perfil, en la que era jefe de grabado y el por entonces presidente, Don Carlos Sacaan le pidió que trabajara en el club como asalariado y así lo hizo durante un tiempo determinado y finalmente renunció a ese dinero y lo donó para el club, pero continuó trabajando pero ya a modo de colaboración.
“tito” va todos los días al estadio o al polideportivo a las 9 de la mañana y comienza su tarea planificada y consensuada desde el día anterior con la Comisión Directiva (en este momento reparando una parrilla), pero arregla los techos, canillas, pone cerámicos, pinta los vestuarios y utilería, los alambrados, hizo las veredas perimetrales, las boleterías, poda los árboles. Algunas veces hasta poniendo dinero de su bolsillo para comprar materiales, para luego trabajar gratis, pero siempre en silencio.
En tiempos difíciles de covid-19 sigue yendo al club, puesto que la cancha necesita si o si mantenimiento, arenado, riego, sembrado de semillas, corte de césped y ahí está “tito”, logrando el mejor campo de juego de la categoría y uno de los mejores de todo el ascenso.
Allí donde el club lo necesite, allí está “tito” hasta vendiendo choripanes los días de partido y “garpan” todos, hasta su hijo.
Es tal el buen momento del club y la mancomunidad lograda entre “tito” y los actuales directivos, que pide que estos lo manejen por muchos años.
Por su dedicación, honestidad, sacrificio, respeto y cariño logrado, algún día la Ciudad Deportiva llevará su nombre, será justicia.