“La devaluación le pega a nuestros consumidores”
ARIEL AGUILAR, PRESIDENTE DE LA CÁMARA INDUSTRIAL DE MANOFACTURA DE CUERO DE LA ARGENTINA

"La devaluación le pega a nuestros consumidores"

Ariel Aguilar es titular de la firma Corium –elaboradora de ropa de cuero, calzados y carteras-, uno de los fundadores de la agrupación Gelbard y ex titular de la Secretaría Pyme de Morón. Acaba de ser elegido secretario general de la Cámara Industrial de Manofactura de Cuero y Afines de la República Argentina. En diálogo con El diario, advierte sobre el "fin del poder de consumo del trabajador", producto de las medidas liberales adoptadas por el nuevo gobierno nacional.

Redacción El diario // Viernes 01 de enero de 2016 | 12:38

 

-¿Cuáles son los desafíos que tenés y que tiene la Cámara frente a la nueva perspectiva económica?
-Nos tocó un desafío bravo, muchos años trabajando siempre en equipo y, ahora, asumí la presidencia en este contexto. Nosotros trabajamos muchísimos años para el crecimiento de nuestro sector y eso tuvo que ver con las políticas de estado que reactivaron el mercado interno, que administraron el comercio exterior y eso hizo que muchos fabricantes, por ejemplo de carteras en binílico y plástico pudieran competir con la cartera china, eso hizo que el sector nuestro creciera y pasáramos de tener 60 fabricantes en el 2003 a más o menos 300 en la actualidad.
Lo que nos toca ahora es cuidar cada cosa que logramos en estos años, nosotros logramos un aracel del 35% para todos los productos de marroquinería, con eso pudimos ir administrando el comercio exterior y que los productores argentinos pudieran competir con los productos importados en las vidrieras, por lo cual hoy tenemos un 60% de mercado nacional y un 40% del mercado importado. No queremos resignar ni una sola de estas cosas que logramos como sector.
-De 60 a 300 empresas, y si nos referimos a mano de obra: ¿tenés idea la cantidad de empleados que había en el 2003 y los que hay ahora?
-Pasamos de menos de 5 mil puestos de trabajo a 15 mi lpuestos de trabajo directos e indirectos y en sectores afines al nuestro como el calzado, se pasó de 25 mil puestos de trabajo a casi 75 mil. El mercado del trabajo era de 36 millones de pares en argentina y hoy es de 120 millones de pares, del cual el 80% es nacional y el 20% es importado, con lo cual, nosotros además como desafío tenemos que plantearnos seguir teniendo esta participación en el mercado como cadena de valor. La manofactura del cuero, el calzado, el cuero con el cual producimos, los insumos. Si nosotros no nos estructuramos, si no nos defendemos, si no intentamos crecer como cadena de valor, van a ser esfuerzos individuales que van a ser un fracaso.
-¿Cómo arrancás en la industria? ¿dónde tenes tus talleres, puestos de venta?
-Mi padre empieza en el 1986 la fabricación de camperas de cuero, fuimos crecciendo de a poco hasta que en los 90 nos agarra lo que fue parte del industricidio. A fines de los 90 teníamos seis empleados y un solo local de venta aparte de la fabricación.
Con estas políticas de crecimiento colectivo -esto pasó en todos los sectores y en nuestro caso no fue la excepción-, pasamos de seis trabajadores a 70. Nuestra fábrica está en Haedo y los locales en diferentes partes del país. Es un poco la historia de montones de pymes argentinas, lo que hubo fue un contexto de país que acompañó al empresario.
-¿Cómo fue tu experiencia como funcionario? ¿Cómo llegaste y cómo la calificarías?
-Fue parte de lo que nos propusimos como parte de la agrupación Gelbard: armamos una agrupación política empresaria por la cual el empresario tuviera participación en las políticas industriales que se trabajaban en los territorios y en ese sentido, en mi caso en Morón me convocó quien para mí fue el mejor intendente que ha tenido, Lucas Ghi, que me dijo: “Quiero que todas las políticas industriales de la Nación la lleves a cada una de las empresas de todos los sectores de las 1.200 empresas que tiene Morón”. Morón tiene un esquema en el cual la mayoría son metalúrgicas y metalmecánicas, pero tenés textiles, químicos, alimentos, y la verdad que fue una experiencia notable, porque a veces al empresario lo que no les llegan son las políticas que se aplican, entonces había que hacer un trabajo de llegar a los empresarios con eso. Hubo programas que incorporaba tecnología en la fábrica, el Estado le financiaba una parte, hubo muchísima capacitación, hubo mucho para los emprendedores, en Morón hicimos el capital semilla que juntó a más de 150 chicos con ideas. Hay un montón de políticas de Estado que desde Morón se pudieron llevar a cada uno de los territorios, gracias al apoyo de Lucas Ghi que se decidió a apostar por un Morón productivo, industrial, aun con algunos vecinos que se oponían. Fueron casi dos años de gestión, fue una experiencia inolvidable hablar con los empresarios, entenderlos, llevarles las políticas, pero sobre todo escucharlos, porque el empresario pyme es el que genera el trabajo y el consumo en todos los barrios de nuestro distrito.
-Se anunciaron nuevas medidas económicas desde el nuevo gobierno y ahora empiezan a llevar adelante las medidas que en realidad muchos pensamos que iba a tomar. ¿Cómo evaluás la liberación del cepo y otras resoluciones?
-Es un paquete de medidas. Hablar de la eliminación, que ya es un hecho, de las DEJAI (Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación), que era una herramienta para que nosotros administráramos el comercio exterior. Todos los sectores industriales, pymes sobre todo, nos beneficiábamos con la administración del comercio exterior. Ellos ahora proponen un nuevo sistema. Había 19 mil posiciones arancelarias entre todos los sectores, textiles, marroquinería, metalúrgicas. 19 mil productos protegidos por las DEJAI. Van a bajar a mil, las demás van a entrar autompaticamente. Si esa cantidad fueran insumos para la fabricación nacional es una cosa, ahora dentro de esas mil posiciones tenemos que entrar todos los que fabricamos bienes terminados. Lo que nos preocupa como sector es entrar dentro de esos mil productos que sigan teniendo administración del comercio exterior. El tema es seguir administrando el comercio o no. Proteger o no la industria. El empresario ya vivió esto, no quiere volver a fundirse.
- ¿Ya se produjo una suerte de vuelta a los '90?
- Hay una diferencia muy grande: a nosotros en los '90 nos dijeron revolución productiva y slarial y compramos máquinas; acá nadie está comprando máquinas porque nos anunciaron que el proyecto es otro.
Esto al primero que va a afectar es a los trabajadores, por un lado; por otro, el tema de la devaluación le pega a nuestros consumidores que son los trabajadores y laburantes. Si venden menos los centros comerciales, hay que fabricar menos. Entonces vos achicás el mercado interno, y encima proponés una suba de tasas que es otra manera de enfriar la economía. Entonces por un lado tenés baja de consumo, enfriás la economía vía tasas altas, y en el medio estamos los fabricantes que tenemos que subsistir. Lo primero que se nos achica es el mercado interno. Con una devaluación a lo mejor se van a poder exportar más carteras, y a lo mejor sí porque ganamos más ventaja en el tipo de cambio, pero eso deja afuera a muchísima gente.
Con la devaluación van a ser más baratos los salarios. Si hoy tuviéramos que negociar paritarias nos pedirían montos altísimos, que las pymes no podemos pagar de ninguna manera. Entonces se achican los salarios, y eso es el fin del poder de consumo del trabajador. Va a subir el precio del cuero y los salarios no van a subir de la misma manera, no van a ser como fueron estos años. Algunos podrán enojarse más o menos, pero las negociaciones paritarias acompañaron la inflación casi todos los años. Esto no va a pasar en esta etapa.

¿Cuáles son los desafíos que tenés y que tiene la Cámara frente a la nueva perspectiva económica?

- Nos tocó un desafío bravo, muchos años trabajando siempre en equipo y, ahora, asumí la presidencia en este contexto. Nosotros trabajamos muchísimos años para el crecimiento de nuestro sector y eso tuvo que ver con las políticas de estado que reactivaron el mercado interno, que administraron el comercio exterior y eso hizo que muchos fabricantes, por ejemplo de carteras en binílico y plástico pudieran competir con la cartera china, eso hizo que el sector nuestro creciera y pasáramos de tener 60 fabricantes en el 2003 a más o menos 300 en la actualidad. Lo que nos toca ahora es cuidar cada cosa que logramos en estos años, nosotros logramos un aracel del 35% para todos los productos de marroquinería, con eso pudimos ir administrando el comercio exterior y que los productores argentinos pudieran competir con los productos importados en las vidrieras, por lo cual hoy tenemos un 60% de mercado nacional y un 40% del mercado importado. No queremos resignar ni una sola de estas cosas que logramos como sector.

De 60 a 300 empresas, y si nos referimos a mano de obra: ¿tenés idea la cantidad de empleados que había en el 2003 y los que hay ahora?

- Pasamos de menos de 5 mil puestos de trabajo a 15 mil puestos de trabajo directos e indirectos y en sectores afines al nuestro como el calzado, se pasó de 25 mil puestos de trabajo a casi 75 mil. El mercado del trabajo era de 36 millones de pares en argentina y hoy es de 120 millones de pares, del cual el 80% es nacional y el 20% es importado, con lo cual, nosotros además como desafío tenemos que plantearnos seguir teniendo esta participación en el mercado como cadena de valor. La manofactura del cuero, el calzado, el cuero con el cual producimos, los insumos. Si nosotros no nos estructuramos, si no nos defendemos, si no intentamos crecer como cadena de valor, van a ser esfuerzos individuales que van a ser un fracaso.

¿Cómo arrancás en la industria? ¿dónde tenes tus talleres, puestos de venta?

- Mi padre empieza en el 1986 la fabricación de camperas de cuero, fuimos crecciendo de a poco hasta que en los 90 nos agarra lo que fue parte del industricidio. A fines de los 90 teníamos seis empleados y un solo local de venta aparte de la fabricación. Con estas políticas de crecimiento colectivo -esto pasó en todos los sectores y en nuestro caso no fue la excepción-, pasamos de seis trabajadores a 70. Nuestra fábrica está en Haedo y los locales en diferentes partes del país. Es un poco la historia de montones de pymes argentinas, lo que hubo fue un contexto de país que acompañó al empresario.

¿Cómo fue tu experiencia como funcionario? ¿Cómo llegaste y cómo la calificarías?

- Fue parte de lo que nos propusimos como parte de la agrupación Gelbard: armamos una agrupación política empresaria por la cual el empresario tuviera participación en las políticas industriales que se trabajaban en los territorios y en ese sentido, en mi caso en Morón me convocó quien para mí fue el mejor intendente que ha tenido, Lucas Ghi, que me dijo: “Quiero que todas las políticas industriales de la Nación la lleves a cada una de las empresas de todos los sectores de las 1.200 empresas que tiene Morón”. Morón tiene un esquema en el cual la mayoría son metalúrgicas y metalmecánicas, pero tenés textiles, químicos, alimentos, y la verdad que fue una experiencia notable, porque a veces al empresario lo que no les llegan son las políticas que se aplican, entonces había que hacer un trabajo de llegar a los empresarios con eso. Hubo programas que incorporaba tecnología en la fábrica, el Estado le financiaba una parte, hubo muchísima capacitación, hubo mucho para los emprendedores, en Morón hicimos el capital semilla que juntó a más de 150 chicos con ideas. Hay un montón de políticas de Estado que desde Morón se pudieron llevar a cada uno de los territorios, gracias al apoyo de Lucas Ghi que se decidió a apostar por un Morón productivo, industrial, aun con algunos vecinos que se oponían. Fueron casi dos años de gestión, fue una experiencia inolvidable hablar con los empresarios, entenderlos, llevarles las políticas, pero sobre todo escucharlos, porque el empresario pyme es el que genera el trabajo y el consumo en todos los barrios de nuestro distrito.

Se anunciaron nuevas medidas económicas desde el nuevo gobierno y ahora empiezan a llevar adelante las medidas que en realidad muchos pensamos que iba a tomar. ¿Cómo evaluás la liberación del cepo y otras resoluciones?

- Es un paquete de medidas. Hablar de la eliminación, que ya es un hecho, de las DEJAI (Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación), que era una herramienta para que nosotros administráramos el comercio exterior. Todos los sectores industriales, pymes sobre todo, nos beneficiábamos con la administración del comercio exterior. Ellos ahora proponen un nuevo sistema. Había 19 mil posiciones arancelarias entre todos los sectores, textiles, marroquinería, metalúrgicas. 19 mil productos protegidos por las DEJAI. Van a bajar a mil, las demás van a entrar autompaticamente. Si esa cantidad fueran insumos para la fabricación nacional es una cosa, ahora dentro de esas mil posiciones tenemos que entrar todos los que fabricamos bienes terminados. Lo que nos preocupa como sector es entrar dentro de esos mil productos que sigan teniendo administración del comercio exterior. El tema es seguir administrando el comercio o no. Proteger o no la industria. El empresario ya vivió esto, no quiere volver a fundirse.

¿Ya se produjo una suerte de vuelta a los '90?

- Hay una diferencia muy grande: a nosotros en los '90 nos dijeron revolución productiva y slarial y compramos máquinas; acá nadie está comprando máquinas porque nos anunciaron que el proyecto es otro. Esto al primero que va a afectar es a los trabajadores, por un lado; por otro, el tema de la devaluación le pega a nuestros consumidores que son los trabajadores y laburantes. Si venden menos los centros comerciales, hay que fabricar menos. Entonces vos achicás el mercado interno, y encima proponés una suba de tasas que es otra manera de enfriar la economía. Entonces por un lado tenés baja de consumo, enfriás la economía vía tasas altas, y en el medio estamos los fabricantes que tenemos que subsistir. Lo primero que se nos achica es el mercado interno. Con una devaluación a lo mejor se van a poder exportar más carteras, y a lo mejor sí porque ganamos más ventaja en el tipo de cambio, pero eso deja afuera a muchísima gente. Con la devaluación van a ser más baratos los salarios. Si hoy tuviéramos que negociar paritarias nos pedirían montos altísimos, que las pymes no podemos pagar de ninguna manera. Entonces se achican los salarios, y eso es el fin del poder de consumo del trabajador. Va a subir el precio del cuero y los salarios no van a subir de la misma manera, no van a ser como fueron estos años. Algunos podrán enojarse más o menos, pero las negociaciones paritarias acompañaron la inflación casi todos los años. Esto no va a pasar en esta etapa.

Compartir

Comparte en Facebook Comparte en Twitter Comparte en Google+ Enviar a un amigo Imprimir esta nota