Lo ocurrido; un enfrentamiento entre la policía y los hinchas locales dejó un saldo de catorce policías heridos, tres de gravedad y dos, si dos, hinchas detenidos en medio de un partido que debió ser suspendido a los 27 minutos del segundo tiempo dada la magnitud de los incidentes que se producían fuera del estadio.

En un pandemoniun difícil de narrar además fueron incendiados dos patrulleros y le fueron sustraídos caballos y armas a la Infantería. Antes, la dirigencia de Laferrere había pagado religiosamente 39000 pesos, altísimo para un club de Primera “C”, por un operativo policial dotado de 280 uniformados.

Descontado que la entidad de Matanza sufrirá un duro castigo seguramente más extenso que la permanencia de los detenidos en la comisaría de turno, el círculo vicioso no tiene fin en donde participan barras, policías ineficientes y órganos de seguridad deportiva ciegos, sordos y mudos.