Junto con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y Lipotech, una empresa argentina líder en fortificación de leches, la UM trabaja en ensayos de campo, impacto y organización de resultados para la aplicación de un plan nutricional que fue un éxito en Cuba.
Redaccion // Martes 07 de septiembre de 2021 | 10:02
Con el objetivo de contribuir a mejorar la calidad de vida de niñas, niños y embarazadas que padecen anemia y tienen una alimentación insuficiente, el INTI, Lipotech y la Universidad de Morón (UM), unen fuerzas para desarrollar un suplemento nutricional innovador en nuestro país.
“Se trata de una iniciativa de carácter público-privado, que nos llena de orgullo, ya que lo que buscamos es producir un suplemento nutricional de fácil administración y bajo costo, que no solo contribuya a conservar la salud de colectivos poblacionales en situación de vulnerabilidad, sino que también implique una experiencia de consumo agradable. Este último punto no es menor, ya que cuando el sabor y la textura son aceptados, resulta en una mayor efectividad para controlar carencias de nutrientes, sobre todo en niños y niñas en edad escolar”, sostuvo al respecto Gabriela Leiton, Secretaria de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Morón.
Es sabido que una buena alimentación es la primera defensa contra las enfermedades y la fuente de energía necesaria para vivir y estar activo; sin embargo, poco se habla de los problemas nutricionales causados por una dieta inadecuada, que pueden ser de diversos tipos y, cuando afectan a toda una generación de niños y niñas pueden reducir su capacidad de aprendizaje, comprometiendo así su futuro y perpetuando un ciclo generacional de pobreza y malnutrición con graves consecuencias para los individuos y los países. En este sentido, según afirmaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), un niño bien nutrido tiene un 33% más de posibilidades de salir de la pobreza.
La OMS advierte también que, a nivel mundial, 1 de cada 3 mujeres en edad reproductiva padece anemia y el principal factor desencadenante es la ingesta deficiente de hierro. En personas embarazadas, las consecuencias de la deficiencia de micronutrientes como el hierro y zinc provocan, entre otras cuestiones, un aumento en la incidencia de partos prematuros, llegando a producirse -en los casos más graves- mortalidad materna y/o fetal. Por otro lado, los niños que nacen sin una adecuada cantidad de hierro en sus depósitos o aquellos que no tienen una ingesta adecuada de hierro y/o zinc durante su crecimiento pueden poseer un menor desarrollo intelectual y psicomotor con retardo en su crecimiento que, dependiendo de las circunstancias, puede llegar a ser de características irreversibles. En los adultos, estas deficiencias pueden causar una disminución del rendimiento psicomotor e intelectual, produciendo una significativa reducción en la capacidad de trabajo y en consecuencia un descenso en la productividad, acarreando de esta manera serias consecuencias a nivel sanitario, social y económico.
Por su parte, diversas investigaciones han demostrado que la fortificación de alimentos y la producción y distribución de suplementos son las medidas más efectivas contra las deficiencias nutricionales. Los suplementos permiten administrar una cantidad óptima de nutrientes por dosis o porción y su administración resulta la manera más rápida de controlar carencias de micronutrientes en individuos o poblaciones identificadas como deficientes.
El Banco Mundial pudo estimar que las pérdidas ocasionadas por la carencia de micronutrientes, en donde la deficiencia de hierro y zinc poseen la mayor prevalencia, representan -en incapacidades y muertes- un costo del 5% del Producto Bruto Interno (PBI) en aquellos países que se encuentran significativamente afectados por estas deficiencias nutricionales. Por su parte, soluciones como la fortificación de alimentos o suplementación representa solo un costo del 0,3% del PBI, con una relación costo/beneficio cercana a 1/20, esto significa que cada dólar invertido en prevención de deficiencias nutricionales, evita gastar 20 dólares en mitigar sus consecuencias.