La infancia y juventud de Ernesto “Che” Guevara por los pagos de Morón
lo sabías?

La infancia y juventud de Ernesto “Che” Guevara por los pagos de Morón

Ernestito o “Tete” como le llamaban en familia, fue un visitante asiduo de Morón, desde su niñez. Había varios motivos para que el futuro Ernesto “Che “Guevara mantuviera un vínculo histórico con este municipio.

La infancia y juventud de Ernesto “Che” Guevara por los pagos de Morón

Por Lois Pérez Leira // Domingo 01 de noviembre de 2020 | 11:18

Por un lado la madre del “Che” Celia de la Serna tenía terrenos heredados en Villa Sarmiento. Por aquellos años era una zona de quintas y casonas. Otro de los motivos era la vista regular a la familia de los Gamas que tenían una casa quinta en las afueras de Morón. Tan bien fue de joven de forma regular, todos los fines de semana -durante un año- a practicar en el aeródromo vuelo a vela.

(Por Lois Pérez Leira) Si bien Ernestito nació por casualidad en Rosario el 14 de junio de 1928, pasó una breve temporada en Buenos Aires, para trasladarse luego con su familia a Misiones.

En el Puerto de Caraguatay -en la selva misionera- su padre tenía un yerbatal donde Ernestito vivió su primer año, hasta que la familia se trasladó a San Isidro, cerca del astillero “Río de la Plata” que tenía Don Ernesto, con un par de socios. En una de las vistas a la capital cuando “Tete” aún empezaba a dar sus primeros pasos, fueron hasta Morón a la casa de Mercedes Gamas. Mercedes era amiga de la juventud de Celia. Esta familia era adinerada. Tenía una casona con un gran terreno, lleno de árboles centenarios. Era el lugar ideal para Ernestito, que ya padecía asma. Los Guevara intentaban que su hijo pudiera ir a lugares donde el aire puro, lo ayudará para su enfermedad.

Por aquellos años aquella zona del Oeste, tenía fama de tener buenos aires. Fue en aquella casona de Morón, donde Ernesto sería fotografiado en varias oportunidades, cuando aún no tenía un año de edad.

Don Ernesto Guevara Linch nos cuenta en su libro de Memorias Mi Hijo el Che sus recuerdos del paso de Ernestito por Morón: “Cuando el tiempo lo permitía solíamos llevar a los chicos a pasear a la quinta de los Gamas, situada en los alrededores de Morón. En aquella quinta propiedad de unos amigos de Celia, Ernesto y sus hermanos solían pasar varias horas tomando el sol y al aire libre.”

“Cuando llegaba el verano, preparaba mi automóvil para salir con toda mi familia hacia Irineo Portela, de donde mi madre tenía una estanzuela. Y la “Catramina”, recargada de valijas, herramientas, palas, salía con todos nosotros hacia el sur y llegaba con todos sin inconvenientes.

Desde Alta Gracias hasta Villa Sarmiento, lugar donde tenía mi mujer un campo bastante grande, había una distancia de 400 kilómetros y la vieja voiturette pasaba por todos los polvorientos caminos, y cuando llovía, con el barro en los estribos, seguía viaje sin apenas revisarle más que el aceite y las gomas”. Recordaba don Ernesto.

Otro de los motivos de las visitas regulares de Ernesto -en su juventud- a Morón era su pasión por el vuelo a vela. Por aquellos años empezaba a promocionar este deporte entre los sectores de la burguesía de las grandes ciudades argentinas. Sus tíos Juan Martin y Jorge de la Serna , hermanos de su madre, habían sido pioneros en este deporte.

El 18 de diciembre de 1930 en el aeródromo "Seis de Septiembre", luego "Presidente Rivadavia" de Morón, el Club "Albatros" se realizó su primer vuelo, remolcando con un automóvil el planeador primario "Detroit Gull" de Cessna, bautizado "Diablo Rojo", recientemente adquirido en Estados Unidos, gracias al esfuerzo de los socios mencionados, estando al mando de ese primer vuelo el piloto Sr. Luis Paolini y en los siguientes el Sr. Alfredo Finochietti y otros socios del Club.

En el mes de febrero de 1931 se inauguró en el club el primer curso de pilotos categoría "A" de planeador en el aeródromo de Morón, con el planeador primario recientemente adquirido. Sin ninguna duda Morón fue un pionero de este deporte en la Argentina.

Don Ernesto nos cuenta cómo era el tío del “Che” Jorge de la Serna:

“Hombre de campo, ostentaba el orgullo de haberse formado solo. Era muy inteligente y original.. Como su hermano, fue muy aficionado a la aviación. Le encantaba este deporte aéreo y tomaba clases de vuelo a vela en un aeródromo próximo a la ciudad de Buenos Aires en la localidad de Morón. Allí se inició Ernesto junto con Jorge en la práctica deportiva del vuelo a vela, en el año 1949.”

Ernestito miraba a sus tíos como dos héroes. Desde la infancia se interesó por la historia de su tío Juan Martín de la Serna, veterinario de profesión y aviador por pasión. Juan Martín llegó a ser uno de los más famosos pilotos de Argentina, incluso fue elegido para formar parte de un vuelo a la Antártida.

Su tío se compró un Curtiss para hacer acrobacias y murió enfermo cuando Ernestito tenía 5 años. Celia su madre, también fue aficionada a la aviación en su juventud. Esta tradición familiar incluye a otro tío, Jorge de la Serna. Ernesto tenía 21 años, en 1949. Comienza a volar regularmente en planeadores junto al tío, que era miembro del club de vuelo a vela “Albatros”, donde tomó clases los sábados y domingos durante doce meses.

“Ernesto y Jorge fueron amigos desde que cumplió 15 años. Había cierta concordancia entre la manera de ser de Jorge y la de Ernesto (…) No podría precisar con exactitud cuánto tiempo duraron esas clase de vuelo de vela, pero si recuerdo que por una temporada larga, los fines de semana ambos iban a Morón a lecciones de vuelo”. Nos sigue relatando don Ernesto.

Años después cuando triunfó la revolución realizó un intensivo curso de aviación con Eliseo de la Campa, aprendiendo el manejo de todo tipo de aviones. Así fue que recorrió toda la isla. Siempre tenía a su disposición su avión Cessna 72 Skyhawk .Un avión monomotor de ala alta con capacidad para cuatro personas fabricado por la empresa Cessna. Este avión es el más fabricado de la historia y probablemente el avión de entrenamiento más popular del mundo.

Durante todos sus viajes al exterior en avión, disfrutaba visitando la cabina de los pilotos. Era un gran conocer de geografía conversando con sus acompañantes los lugares por donde iba pasando el avión.

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