El faraón y sus cloacas
SUPLEMENTO CLOACAS

El faraón y sus cloacas

Hay caras que son siempre noticias. Y noticias que pueden resultar caras. Juan Carlos Rousselot por ejemplo fue una de esas caras que durante más de 10 años fue la imagen misma de la noticia. Y los planes cloacales de Rousselot fueron por más de una década una noticia que podía traer consecuencias carísimas para los vecinos.

El faraón  y sus cloacas

Por Rody Rodríguez Redacción El diario // Viernes 04 de septiembre de 2015 | 08:36

 

El faraón
y sus cloacas
Por Rody Rodríguez
Redacción El diario
Hay caras que son siempre noticias. Y noticias que pueden resultar caras. Juan Carlos Rousselot por ejemplo fue una de esas caras que durante más de 10 años fue la imagen misma de la noticia. Y los planes cloacales de Rousselot fueron por más de una década una noticia que podía traer consecuencias carísimas para los vecinos.
El intento de Rousselot de gestionar un plan cloacal para Morón conforma una larga historia con capítulos que incluyen negociados, traiciones, intrigas de poder, amenazas y hasta un crimen.
Rousselot comenzó su trayectoria política en Morón en 1985, en pleno apogeo alfonsinista. Su popular y carismática figura fue clave en su éxito. Su propuesta para llegar a ser intendente tenía una promesa cautivante: las cloacas para Morón.
Locutor de gran fama, cada movimiento suyo tenía gran repercusión mediática. El ayudaba promoviendo medidas siempre polémicas, desde el nombramiento de familiares y personajes de la farándula como funcionarios municipales, hasta los frustrados intentos de crear una fuerza parapolicial, denominada Vigías de la Comunidad y una autopista que atravesaba el distrito. Todos eran proyectos faraónicos. Mientras tanto crecía su influencia política. Muy cerca estuvo de convertirse en presidente del PJ bonaerense y ser candidato a vicepresidente de Carlos Menem. Pero las cloacas fue el destino final de esos proyectos.
En 1988, Juan Carlos Rousselot anunció el acuerdo con la empresa SIDECO Americana para la construcción de obras de cloacas y aguas corrientes. La empresa, representada por Mauricio Macri invertiría unos 20 millones de dólares y al cabo de 22 años de concesión, la empresa recuperaría 138 millones de dólares, merced al aporte de los frentistas. La tarifa que tenía que pagar el vecino la fijaba SIDECO.
Ese proyecto encontró total resistencia en los concejales opositores, (de la UCR, la Democracia Cristiana y del Peronismo Renovador), que tras crear una comisión investigadora pidieron la suspensión del jefe comunal y fueron tras su destitución.
El olor a escándalo llamó la atención de los medios nacionales. Y a diario se hablaba de la posibilidad de que el municipio sea intervenido por parte del gobernador Antonio Cafiero.
A medida que avanzaba la posible destitución del intendente, crecía la tensión. Nunca antes concejales del conurbano tuvieron tanta prensa en los diarios y en la televisión. Alberto Descalzo, concejal del peronismo renovador, y Margarita Stolbizer, concejal de la UCR, hablaban más que cualquier otro dirigente nacional. Hasta el obispo Justo Laguna hablaba por televisión de las cloacas.
Los días previos a la destitución fueron de un nerviosismo tremendo. El enfrentamiento entre peronistas renovadores y los seguidores de Rousselot fue de tal magnitud, que por ejemplo Página/12 asemejaba aquellos días en Morón con lo que había descriptivo Osvaldo Soriano en su obra "no habrá más penas ni olvido".
Algunos diarios apelaban a títulos catástrofe para describir ese panorama. La Razón afirmaba que "funcionarios de la SIDE habían decidido seguir de cerca los acontecimientos, bajo la sospecha de que ciertos grupos extremistas pudieran utilizar en su provecho la convulsionada situación de Morón", agregando que "estarían dadas las condiciones para una especie de 'moronazo". Crónica fue más escueto y más contundente: "Clima de guerra en Morón", tituló.
Todos los días los concejales del Bloque Peronista Renovador, Descalzo, Roberto Maldonado, Felipe Insaurralde, Juan Orlandini y Marta Loperena, denunciaban amenazas ante la justicia y ante los medios.
El asesinato de Elveo Nereo Cegarroa, escribano actuante en la firma del contrato con SIDECO, fue un trágico ingrediente que enturbió aún más los tensos episodios del momento.
El 19 de abril de 1989, tras seis horas de sesión, los concejales echaron a Rousselot. Era la primera vez en la historia de Morón que se destituía a un intendente. No alcanzó el apoyo del presidente Menem.
Medio millar de policías custodiaron las adyacencias del Concejo Deliberante y casi un centenar de periodistas cubrieron esa sesión
Mientras se realizaba la sesión Rousselot se defendía, obviamente a través de los medios. En conferencia de prensa descalificaba a sus denunciantes y vinculaba a Margarita Stolbizer con el MTP (Movimiento Todos por la Patria) que en enero había querido tomar el Regimiento de La Tablada.
Ese primer plan cloacal se cayó. Macri se quedó sin negocio y Rousselot quedó esperando revancha. La tuvo. En 1992 y en 1995, siempre con planes para hacer cloacas plagados de irregularidades y de situaciones escandalosas. Para ese entonces El Diario de Morón había caracterizado al municipio de un modo que fue replicado por todos los medios de comunicación, locales y nacionales: Morón, Capital de la corrupción.

El intento de Rousselot de gestionar un plan cloacal para Morón conforma una larga historia con capítulos que incluyen negociados, traiciones, intrigas de poder, amenazas y hasta un crimen.

Rousselot comenzó su trayectoria política en Morón en 1985, en pleno apogeo alfonsinista. Su popular y carismática figura fue clave en su éxito. Su propuesta para llegar a ser intendente tenía una promesa cautivante: las cloacas para Morón.

Locutor de gran fama, cada movimiento suyo tenía gran repercusión mediática. El ayudaba promoviendo medidas siempre polémicas, desde el nombramiento de familiares y personajes de la farándula como funcionarios municipales, hasta los frustrados intentos de crear una fuerza parapolicial, denominada Vigías de la Comunidad y una autopista que atravesaba el distrito. Todos eran proyectos faraónicos. Mientras tanto crecía su influencia política. Muy cerca estuvo de convertirse en presidente del PJ bonaerense y ser candidato a vicepresidente de Carlos Menem. Pero las cloacas fue el destino final de esos proyectos.

En 1988, Juan Carlos Rousselot anunció el acuerdo con la empresa SIDECO Americana para la construcción de obras de cloacas y aguas corrientes. La empresa, representada por Mauricio Macri invertiría unos 20 millones de dólares y al cabo de 22 años de concesión, la empresa recuperaría 138 millones de dólares, merced al aporte de los frentistas. La tarifa que tenía que pagar el vecino la fijaba SIDECO.

Ese proyecto encontró total resistencia en los concejales opositores, (de la UCR, la Democracia Cristiana y del Peronismo Renovador), que tras crear una comisión investigadora pidieron la suspensión del jefe comunal y fueron tras su destitución.

El olor a escándalo llamó la atención de los medios nacionales. Y a diario se hablaba de la posibilidad de que el municipio sea intervenido por parte del gobernador Antonio Cafiero.

A medida que avanzaba la posible destitución del intendente, crecía la tensión. Nunca antes concejales del conurbano tuvieron tanta prensa en los diarios y en la televisión. Alberto Descalzo, concejal del peronismo renovador, y Margarita Stolbizer, concejal de la UCR, hablaban más que cualquier otro dirigente nacional. Hasta el obispo Justo Laguna hablaba por televisión de las cloacas.

Los días previos a la destitución fueron de un nerviosismo tremendo. El enfrentamiento entre peronistas renovadores y los seguidores de Rousselot fue de tal magnitud, que por ejemplo Página/12 asemejaba aquellos días en Morón con lo que había descriptivo Osvaldo Soriano en su obra "no habrá más penas ni olvido".

Algunos diarios apelaban a títulos catástrofe para describir ese panorama. La Razón afirmaba que "funcionarios de la SIDE habían decidido seguir de cerca los acontecimientos, bajo la sospecha de que ciertos grupos extremistas pudieran utilizar en su provecho la convulsionada situación de Morón", agregando que "estarían dadas las condiciones para una especie de 'moronazo". Crónica fue más escueto y más contundente: "Clima de guerra en Morón", tituló.

Todos los días los concejales del Bloque Peronista Renovador, Descalzo, Roberto Maldonado, Felipe Insaurralde, Juan Orlandini y Marta Loperena, denunciaban amenazas ante la justicia y ante los medios.

El asesinato de Elveo Nereo Cegarroa, escribano actuante en la firma del contrato con SIDECO, fue un trágico ingrediente que enturbió aún más los tensos episodios del momento.

El 19 de abril de 1989, tras seis horas de sesión, los concejales echaron a Rousselot. Era la primera vez en la historia de Morón que se destituía a un intendente. No alcanzó el apoyo del presidente Menem.

Medio millar de policías custodiaron las adyacencias del Concejo Deliberante y casi un centenar de periodistas cubrieron esa sesión

Mientras se realizaba la sesión Rousselot se defendía, obviamente a través de los medios. En conferencia de prensa descalificaba a sus denunciantes y vinculaba a Margarita Stolbizer con el MTP (Movimiento Todos por la Patria) que en enero había querido tomar el Regimiento de La Tablada.

Ese primer plan cloacal se cayó. Macri se quedó sin negocio y Rousselot quedó esperando revancha. La tuvo. En 1992 y en 1995, siempre con planes para hacer cloacas plagados de irregularidades y de situaciones escandalosas. Para ese entonces El Diario de Morón había caracterizado al municipio de un modo que fue replicado por todos los medios de comunicación, locales y nacionales: Morón, Capital de la corrupción.

 

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