Para los que no tienen MEMORIA
SUPLEMENTO CLOACAS

Para los que no tienen MEMORIA

“Para los que no tienen memoria: hace mucho tiempo y no tanto, allá por la década de los noventa, había un Municipio: Morón y adentro de Morón estaban Hurlingham e Ituzaingó. No sé si se acuerdan de algún intendente que finalmente creo que terminó procesado, preso por la estafa de las cloacas.

Para los que no tienen MEMORIA

Por Equipo Investigación El diario // Viernes 04 de septiembre de 2015 | 07:44

 

SUPLEMNETO CLOACAS
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Para los que no tienen MEMORIA
“Para los que no
tienen memoria: hace mucho tiempo y no tanto, allá por la década de los noventa, había un Municipio: Morón y adentro de Morón estaban Hurlingham e
Ituzaingó. No sé si se acuerdan de algún intendente que  finalmente creo que terminó procesado, preso por la estafa de las cloacas; también quisiera recordarles quién era la  empresa y el empresario que tenía que hacer las cloacas en Ituzaingó
en Hurlingham y en todo Morón, para que nadie se olvide”.
La frase, reciente, pertenece a la presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner, al anunciar la incorporación de más de un millón de personas a los servicios de aguas y cloacas en La Matanza. Reivindicando el rol del Estado, recordó la megaestafa que intentaron hacer Mauricio Macri y el por entonces jefe comunal de Morón, Juan Carlos Rousselot, de la que Morón se avergüenza.
Quienes hacemos El diario, convencidos e que los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla, decidió hacer una edición especial de esa historia negra que incluyó millones de dólares, episodios de violencia, aprietes varios y hasta una muerte extraña: la del escribano que supervisó el contrato, Elvio Cigarroa, asesinado por un sicario.
La historia
Hay que decirlo: no parecía una empresa difícil. De un lado: Mauricio Macri, de promisorios 29 años, representaba a una de las más poderosas empresas de la Patria Contratista: Sideco. Del otro, Juan Carlos Rousselot uno de los políticos más relevantes de ese momento, intendente y principal operador bonaerense de quien figuraba primero en las encuestas preelectorales para la presidencia de la Nación, Carlos Saúl Menem.
El plan también aparecía como sencillo y conveniente, muy conveniente para las partes. Sideco construiría la red cloacal en un distrito que carecía de ese vital servicio y Rousselot, además de cumplir con los vecinos, anudaba una potente relación con el Grupo Macri que incluía la promesa de apoyo económico para el siguiente paso que preveía el intendente: la gobernación de la provincia de Buenos Aires.
Ese 30 de diciembre de 1988, mientras el gobierno de Raúl Alfonsín se caía a pedazos corroído por la hiperinflación, los aprietes del FMI,de la Sociedad Rural, los cortes de energía y el acoso de los grandes medios, Macri y Rousselot, el neoliberalismo en su quintaesencia firmaban sonrientes el Plan Cloacal Morón.
La obra orillaba los 400 millones de dólares y, financiación mediante, alcanzaría la friolera de 1000 millones. Y era solo el comienzo. Con esos fondos el Grupo Macri construiría una planta de tratamiento de líquidos cloacales e industriales con capacidad para servir también a los municipios de Tres de Febrero, San Martín, General Sarmiento, Tigre, San Fernando y San Isidro.
La chancha y los veinte
Todo parecía perfecto peeerooo… algo falló. Macri y Rousselot se sentían tan superpoderosos que olvidaron, o les importó poco, respetar las leyes que rigen las transacciones entre el sector público y el privado. Sesenta días después, el 1 de marzo de 1989, el contrato era rescindido.
¿Las razones? Muchas: falta de aprobación del Concejo Deliberante, costo de la obra y tarifas excesivamente altas, inusitada celeridad en el proceso de contratación, ausencia de concurso de ofertas (Mauricio Macri era el único oferente admitido) y el compromiso de cubrir con fondos municipales durante 22 años hasta el 20% de lo que pudieran adeudarle a la empresa los propietarios morosos (ver recuadro).
Acaso como una parábola del destino, Rousselot terminó destituido primero y preso después mientras que Mauricio saltó el mostrador y ahora, del lado de la política, se apresta para lograr la ambición más grande de su carrera: en octubre de este año buscará ser presidente de la Nación.
Su candidato local es un viejo conocido: Ramiro Tagliaferro, quien armó su estructura local montado en las cenizas del rousselotismo, aprovechando las relaciones que tejió su padre, director del Hospital de Morón durante la gestión del ex jefe de prensa de la Triple A.
Relaciones
CARNALES
con historia
La firma del leonino contrato del Plan Cloacal Morón no fue ciertamente, el único vínculo entre Mauricio Macri y Juan Carlos Rousselot. Hay, en las vidas de ambos, extensos vasos comunicantes que se remontan a la mafia italiana, cruzan la última dictadura militar y desembocan en la fiesta menemista de los 90.
Rousselot se hizo conocido como locutor en los albores de la televisión argentina, allá por los años sesenta. De filiación justicialista, se arrimó en 1974, durante el gobierno de Isabel Perón, al todopoderoso José López Rega, ministro de Bienestar Social y creador de la siniestra Alianza Anticomunista Argentina un grupo terrorista de ultraderecha que practicó atentados y asesinatos selectivos para combatir al ala izquierda del peronismo.
En septiembre 1974 fue designado director general en Canal 7. Luego secretario de Prensa del ministerio de López Rega y en noviembre, coordinador general de prensa y difusión del Ministerio. En un reportaje que le realizó la revista Las Bases, Rousselot definió así a su jefe: “López Rega es el hijo pródigo de Perón. Don José, en el mundo del caminante de todos los días es una bellísima persona”.
Por entonces, Il Capo de la famiglia Macri y padre de Mauricio, Franco, solía visitar los despachos de Don José, convertido a partir de la muerte de Perón, en julio del 74 en una especie de Primer Ministro. Franco lo distraía hablando de esoterismo y no perdía el tiempo en lo que realmente le interesaba.
Por entonces el Grupo Macri se trasformó en un verdadero Holding con la adquisición de empresas constructoras, paquetes accionarios del Banco de Italia y Río de la Plata, mientras participaba de proyectos de infraestructura energética y de distintas contrataciones con el Estado.
El otro punto de contacto entre los Macri, Rousselot y López Rega era la relación con uno de los hombres más influyentes de Italia de los 90: Licio Gelli, el lider de la Logia P-Due, una organización mafiosa involucrada en la quiebra del Banco del Vaticano y algunos atentados.
Entre los miembros de la siniestra organización tallaba curiosamente un joven militar que participaría años más tarde en el derrocamiento del gobierno de Isabel Perón: el Almirante Emilio Eduardo Massera, condenado por violaciones a los derechos humanos, asesinato, tortura y privación ilegal de la libertad, a la pena de prisión perpetua.
Ya en dictadura, Massera, a través del apoderado de su Partido para la Democracia Social, Carlos Cañón, le ofreció un trabajo en el diario El Atlántico de Mar del Plata, desde donde pudo reinsertarse en los medios.
Los Macri no la pasaron tan mal durante la dictadura. Mientras Massera reprimía y Martínez de Hoz abría las fronteras y destruía la industria nacional, el grupo continuaba con su meteórico crecimiento: entre 1973 a 1983, los Macri pasaron de siete firmas a un conglomerado de 50 empresa.

También quisiera recordarles quién era la  empresa y el empresario que tenía que hacer las cloacas en Ituzaingó en Hurlingham y en todo Morón, para que nadie se olvide”.

La frase, reciente, pertenece a la presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner, al anunciar la incorporación de más de un millón de personas a los servicios de aguas y cloacas en La Matanza. Reivindicando el rol del Estado, recordó la megaestafa que intentaron hacer Mauricio Macri y el por entonces jefe comunal de Morón, Juan Carlos Rousselot, de la que Morón se avergüenza.

Quienes hacemos El diario, convencidos e que los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla, decidió hacer una edición especial de esa historia negra que incluyó millones de dólares, episodios de violencia, aprietes varios y hasta una muerte extraña: la del escribano que supervisó el contrato, Elvio Cigarroa, asesinado por un sicario.

 

La historia

Hay que decirlo: no parecía una empresa difícil. De un lado: Mauricio Macri, de promisorios 29 años, representaba a una de las más poderosas empresas de la Patria Contratista: Sideco. Del otro, Juan Carlos Rousselot uno de los políticos más relevantes de ese momento, intendente y principal operador bonaerense de quien figuraba primero en las encuestas preelectorales para la presidencia de la Nación, Carlos Saúl Menem.

El plan también aparecía como sencillo y conveniente, muy conveniente para las partes. Sideco construiría la red cloacal en un distrito que carecía de ese vital servicio y Rousselot, además de cumplir con los vecinos, anudaba una potente relación con el Grupo Macri que incluía la promesa de apoyo económico para el siguiente paso que preveía el intendente: la gobernación de la provincia de Buenos Aires.

Ese 30 de diciembre de 1988, mientras el gobierno de Raúl Alfonsín se caía a pedazos corroído por la hiperinflación, los aprietes del FMI,de la Sociedad Rural, los cortes de energía y el acoso de los grandes medios, Macri y Rousselot, el neoliberalismo en su quintaesencia firmaban sonrientes el Plan Cloacal Morón.

La obra orillaba los 400 millones de dólares y, financiación mediante, alcanzaría la friolera de 1000 millones. Y era solo el comienzo. Con esos fondos el Grupo Macri construiría una planta de tratamiento de líquidos cloacales e industriales con capacidad para servir también a los municipios de Tres de Febrero, San Martín, General Sarmiento, Tigre, San Fernando y San Isidro.

 

La chancha y los veinte

Todo parecía perfecto peeerooo… algo falló. Macri y Rousselot se sentían tan superpoderosos que olvidaron, o les importó poco, respetar las leyes que rigen las transacciones entre el sector público y el privado. Sesenta días después, el 1 de marzo de 1989, el contrato era rescindido.

¿Las razones? Muchas: falta de aprobación del Concejo Deliberante, costo de la obra y tarifas excesivamente altas, inusitada celeridad en el proceso de contratación, ausencia de concurso de ofertas (Mauricio Macri era el único oferente admitido) y el compromiso de cubrir con fondos municipales durante 22 años hasta el 20% de lo que pudieran adeudarle a la empresa los propietarios morosos (ver recuadro).

Acaso como una parábola del destino, Rousselot terminó destituido primero y preso después mientras que Mauricio saltó el mostrador y ahora, del lado de la política, se apresta para lograr la ambición más grande de su carrera: en octubre de este año buscará ser presidente de la Nación.

Su candidato local es un viejo conocido: Ramiro Tagliaferro, quien armó su estructura local montado en las cenizas del rousselotismo, aprovechando las relaciones que tejió su padre, director del Hospital de Morón durante la gestión del ex jefe de prensa de la Triple A.

 

Relaciones  CARNALES con historia

La firma del leonino contrato del Plan Cloacal Morón no fue ciertamente, el único vínculo entre Mauricio Macri y Juan Carlos Rousselot. Hay, en las vidas de ambos, extensos vasos comunicantes que se remontan a la mafia italiana, cruzan la última dictadura militar y desembocan en la fiesta menemista de los 90.

Rousselot se hizo conocido como locutor en los albores de la televisión argentina, allá por los años sesenta. De filiación justicialista, se arrimó en 1974, durante el gobierno de Isabel Perón, al todopoderoso José López Rega, ministro de Bienestar Social y creador de la siniestra Alianza Anticomunista Argentina un grupo terrorista de ultraderecha que practicó atentados y asesinatos selectivos para combatir al ala izquierda del peronismo.

En septiembre 1974 fue designado director general en Canal 7. Luego secretario de Prensa del ministerio de López Rega y en noviembre, coordinador general de prensa y difusión del Ministerio. En un reportaje que le realizó la revista Las Bases, Rousselot definió así a su jefe: “López Rega es el hijo pródigo de Perón. Don José, en el mundo del caminante de todos los días es una bellísima persona”.

Por entonces, Il Capo de la famiglia Macri y padre de Mauricio, Franco, solía visitar los despachos de Don José, convertido a partir de la muerte de Perón, en julio del 74 en una especie de Primer Ministro. Franco lo distraía hablando de esoterismo y no perdía el tiempo en lo que realmente le interesaba.

Por entonces el Grupo Macri se trasformó en un verdadero Holding con la adquisición de empresas constructoras, paquetes accionarios del Banco de Italia y Río de la Plata, mientras participaba de proyectos de infraestructura energética y de distintas contrataciones con el Estado.

El otro punto de contacto entre los Macri, Rousselot y López Rega era la relación con uno de los hombres más influyentes de Italia de los 90: Licio Gelli, el lider de la Logia P-Due, una organización mafiosa involucrada en la quiebra del Banco del Vaticano y algunos atentados.

Entre los miembros de la siniestra organización tallaba curiosamente un joven militar que participaría años más tarde en el derrocamiento del gobierno de Isabel Perón: el Almirante Emilio Eduardo Massera, condenado por violaciones a los derechos humanos, asesinato, tortura y privación ilegal de la libertad, a la pena de prisión perpetua.

Ya en dictadura, Massera, a través del apoderado de su Partido para la Democracia Social, Carlos Cañón, le ofreció un trabajo en el diario El Atlántico de Mar del Plata, desde donde pudo reinsertarse en los medios.

Los Macri no la pasaron tan mal durante la dictadura. Mientras Massera reprimía y Martínez de Hoz abría las fronteras y destruía la industria nacional, el grupo continuaba con su meteórico crecimiento: entre 1973 a 1983, los Macri pasaron de siete firmas a un conglomerado de 50 empresa.

 

Síndrome de Estocolmo

*Por Javier Romero - Redacción El diario

El síndrome de Estocolmo es un trastorno  psicólogico temporal que aparece en la persona que ha sido secuestrada y que consiste en mostrarse comprensivo y benevolente con la conducta de los

secuestradores e identificarse progresivamente con sus ideas, ya sea durante el secuestro o tras ser liberada.

Algo de eso parece estar sufriendo una importante porción del electorado moronense, de acuerdo a los resultados finales de las primarias conocido por estos días, y a propósito de cumplirse 25 años de uno de los más grandes intentos de estafa de la historia argentina.

Dos fueron los casos que más indignaron a los vecinos de Morón en los 90: uno, el multimillonario intento de estafa por el Plan Cloacal Morón; el segundo, el intento de  cierre del Hospital de Morón. Los dos fueron resistidos en las calles por trabajadores y vecinos.

En ambos aparecen, inquietantes, las figuras de Macri, Rousselot y las patotas. Y en el caso del hospital de Morón, aparece también la figura del padre del candidato macrista a la intendencia, Ramiro Tagliaferro.

El intento de cierre del hospital le costó algunos días de prisión al ex intendente, pero el intento de estafa de las cloacas (mil millones de dólares) dejó impunes tanto a Rousselot como a Macri.

No conforme con su “suerte”, el procesado jefe de gobierno porteño va por todo, apostando al olvido de buena parte de los vecinos de Morón. Y pide el voto por Tagliaferro para intendente, de su esposa para la gobernación, y él merece -cree- el premio mayor: la presidencia de la Nación.

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