Teodoro Pérez: Toda una vida dedicada a las bicicletas
Teodoro Pérez: Toda

Teodoro Pérez: Toda una vida dedicada a las bicicletas

En los tiempos que corren, no resulta para nada complicado poder identificar el alto grado que existe en torno al desarraigo de lo propio, al desamor con respecto a las raíces y orígenes. Los cuales, quiérase o no, marcarán por siempre con un tinte indeleble el punto de partida de cada individuo. Todo ello sumado a la falta de compromiso y perseverancia en torno a cualquier actividad que se intente realizar, no hace más que poner de manifiesto constantemente aquello de “todo tiempo pasado fue mejor”…

Viernes 26 de agosto de 2011 | 22:17

Por Hernán López


Un verdadero ejemplo de lo rotundamente opuesto a lo antes señalado es la vida y obra de Teodoro Pérez: un hombre que el paso del tiempo no le impidió continuar adelante con sus sueños y, menos aún, dejar de lado a su sangre en pos de lograrlo.
Dentro de su archiconocida bicicl

etería ubicada en pleno barrio de Haedo, El Diario dialogó con Teodoro sobre su peculiar historia y el ejemplo que sin darse cuenta de ella misma derivaría.
“En Abril hemos cumplido 45 años que estamos aquí, siempre en el mismo local”, comienza relatando este español oriundo de Toral de los Vados: un pequeño pueblo de menos de 10.000 habitantes que pertenece a la provincia de Castilla de León.


Sin embargo su vocación por las dos ruedas comenzó mucho tiempo atrás. Cuando junto con un amigo viajó varios kilómetros desde su pueblo natal hasta León para solicitar un crédito y así dar inicio al sueño de comenzar con su negocio propio: una bicicletería. “Alquilamos un localcito. Y comenzamos arreglando algunas bicicletas destrozadas que logramos conseguir. Las arreglamos lo mejor posible y durante los fines de semana se las alquilábamos a todos los niños del pueblo, ya que no había más de 10 o 15 bicicletas en todo el lugar”. Con el paso del tiempo el negocio fue todo un éxito hasta que llegó la hora de venderlo para comenzar un nuevo emprendimiento: un bar. Sin embargo en este nuevo rubro el trasnochar y dormirse en cualquier lado fueron suficientes para Teodoro. Hasta que un día habló con José, uno de sus ocho hermanos, que ya estaba instalado en Argentina y lo convenció para que cruzara el océano en 1954.


“Al poco tiempo que llegué aquí me empleé en una casa muy grande que vendía bicicletas, repuestos de autos y artículos para el hogar. Donde trabaja bien y ganaba buen dinero”, continúa relatando este vecino de 85 años muy bien llevados. “Luego gracias a los gobiernos de ambos países antes funcionaba la reunificación de familias. Con lo cual pude traer a mi esposa e hija para aquí sin pagar un solo peso”. Increíble pero real. Tan cierto como los 24 días que demoraba el viaje en barco en aquel entonces contra las pocas horas que representa hacerlo por avión en la actualidad.


Más tarde, mediante un aviso del diario que ofertaba una casa llegó a un Haedo que en aquel entonces estaba totalmente desolado, lleno de quintas y canchas de fútbol. Con mucho esfuerzo y sacrificio pudo comprar dicha vivienda para un poco después, lograr emprender nuevamente su antiguo negocio, volver a su primer amor: las bicicletas. “El negocio es como mi tercer hijo, yo lo quiero tanto como a ellos. Es que le debemos todo: nos permitió vivir toda una vida gracias a él”.
“A los 15 años comencé a trabajar. Como no me gustaba estudiar él me fue enseñando el oficio de a poco. Ahora ya hace 30 años que estoy acá”, comienza relatando Marcelo: nade menos que el hijo y mano derecha de “Teo”, y ahora también el encargado de seguir adelante con la firma que creó su padre. Del cual expresa sin dudas: “él me enseñó todo”. Aunque el paso del tiempo, la tecnología y las diferentes metodologías hicieron que “el alumno supere al maestro”, sostiene entre risas.


Él mismo es quien también toma la posta a la hora de hablar de las labores y actualidad del mítico negocio. “Ahora ya estamos atendiendo a la tercera generación de clientes. Comenzaron los abuelos y hoy día ya vienen sus hijos y nietos”, anticipa Teodoro. “Tenemos muchos clientes que no son de Haedo. Es decir, la segunda generación quizás ya emigró del barrio pero sin embargo vuelve y compra acá para la tercera. Han llevado bicicletas para Ituzaingó y campos de Francisco Álvarez, por ejemplo”, agrega luego Marcelo.


-¿Cómo se reparten los roles?
-Yo me encargo más del armado y de supervisar que salga bien todo el trabajo. Él ya está más abocado a cobrar y a comprar la mercadería.
-¿Qué le representa a la bicicletería el problema que existe en torno a las restricciones que rigen para las importaciones?
-Una gran complicación. La calidad de los productos nacionales es muy mala con respecto a lo que se puede importar. Por eso tuvimos que aumentar los precios. Tenemos problemas graves con las cubiertas y los asientos, por ejemplo.


-¿Estas complicaciones también las observas en cuanto a las ventas que le sacaron los supermercados?
-No para nada. Lo que te generan los supermercados son reparaciones. Porque históricamente las bicicletas que se compran en las grandes cadenas nunca sirvieron, no son buenas. Igualmente hoy en día la gente se dio cuenta de esto y ya no compra tantas bicis en los supermercados o shoppings, lo cual reactivó las ventas en las bicicleterías.


“Después de tantos años tenemos un gran compromiso por seguir manteniendo el prestigio y buena reputación que supimos construir a lo largo de tanto tiempo”, sostiene Marcelo. “En todos los años que llevo en esta bicicletería te puedo asegurar que nunca jamás ha habido un problema con algún cliente. Nadie se ha marchado disconforme de aquí”, agrega Teodoro. “Tenemos trayectoria”, concluyen ambos. Y vaya si tienen razón…


Más info:
Bicicletería Teodoro Pérez
Manuel Lainez 1466, Haedo
Tel: 4460-0688
casaperez2000@yahoo.com.ar

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