Rodolfo García Silva es Sociólogo y Magister en Ciencias Sociales. Profesor de la Universidad de Buenos Aires, investigador social y profesional en la administración pública.
Redaccion // Miercoles 05 de junio de 2019 | 09:14
Tiene 39 años, está casado y tiene un hijo recién nacido. Es autor del libro “Los chicos en la calle. Llegar, vivir y salir de la intemperie urbana” y de diversas publicaciones sobre políticas sociales.
Es hijo de Norberto García Silva quien fue Intendente de Morón desde 1983 al 87 y al que se lo recuerda por haber hecho una gestión impecable y en su honor una de las calles tiene hoy su nombre.
El 16 de marzo pasado inauguró un local de su espacio político en la calle Intendente Grant 318, casi esquina Alem en Morón con el acompañamiento del diputado nacional Leopoldo Moreau y del ex intendente, Lucas Ghi.
En su exposición expresó el deseo de que el espacio “se convierta en un lugar de encuentro para los vecinos, para el fortalecimiento de la democracia participativa y para la constitución de un frente amplio y plural capaz de devolver a Morón a la senda del progresismo”.
En las últimas elecciones fue candidato a concejal por Unidad Ciudadana y tal vez lo sea nuevamente, acompañando a Lucas Ghi, con quién asegura que comparte “el sueño de una ciudad con desarrollo, planificación, solidaridad y transparencia” “Con políticas y dirigentes que vuelvan a ser un orgullo para Morón”.
– Si trazaras una comparación entre los años en que tu papá fue Intendente y estos tiempos ¿cuál sería?
Son tiempos y formas de gobierno muy distintas. Mi viejo tuvo la responsabilidad de recuperar las instituciones democráticas después de la dictadura militar. Por eso puso un fuerte empeño en gobernar con responsabilidad, promover la participación, la transparencia y el respeto por el pluralismo político. Hoy, en cambio, tenemos una administración que debería haber continuado el camino que trazaron buenos gobiernos, pero decidió desarticular mecanismos de participación y de control, gobernar sin consensos y con mucha hostilidad hacia la oposición y los que piensan distinto. En el Concejo impone la mayoría automática, ya no realiza audiencias públicas, eliminó el presupuesto participativo, la cultura popular perdió todo protagonismo, se realiza campaña política con fondos y empleados municipales, los concejales no pueden acceder a la información para auditar las cuentas. Todos los años se ven en la obligación de rechazar la rendición de cuentas impedidos de cumplir con su función de control y porque encuentran todo tipo de irregularidades (sub-ejecuciones del presupuesto, incumplimiento de normativas, sospechas en compras y licitaciones, gastos injustificados, etc.). Si en aquellos años se reconstruyó, en estos se deterioró la calidad institucional y la convivencia democrática en nuestra ciudad.
En materia de obra pública también son muchas las diferencias. Por darte un solo ejemplo, en el gobierno de mi viejo, se hicieron 20 jardines de infantes y, en este, pese a los 3.000 prometidos por el presidente, se hizo tan solo un Centro de Primera Infancia, que es un espacio de cuidado, un jardín de segunda de categoría. Eso sí, presentado con bombos y platillos. Porque si hay una constante es la negación del pasado y el disfraz de la realidad. En el 83 se gobernaba con la verdad, ahora se gobierna con el marketing político. Todo, este gobierno lo presenta como original, histórico, único para construir una ficción de superioridad y para descalificar a sus adversarios políticos, aunque lo hagan al costo de la mentira, de la irresponsabilidad institucional y de la profundización de la grieta, que termina lamentablemente fogoneando una nueva crisis de confianza, lo que los politólogos llaman una crísis de representación.
Es una pena tener que decirlo, pero veces me da la impresión de que Tagliaferro se comporta más como un aventurero, como un provocador, que como un jefe comunal responsable, como el representante de todos nuestros vecinos.
– ¿Por qué sos parte de Nuevo Encuentro?
No soy parte de Nuevo Encuentro. Pertenezco al Movimiento Nacional Alfonsinista que es un espacio que se originó con un doble objetivo. En primer lugar, resguardar las banderas históricas del radicalismo en tiempos en que la UCR oficial se desvió hacia posiciones cada vez más conservadoras que la llevaron hasta terminar en esta alianza de derecha con los sectores más reaccionarios y excluyentes de la política argentina. Y, en segundo lugar, para fortalecer la unidad del campo popular en un contexto de gravísimo retroceso. Para evitar que se siga con el ajuste, con el endeudamiento, con la pérdida de derechos, con la destrucción del aparato productivo y para constituir esa síntesis que imaginó Alfonsín cuando convocó al tercer movimiento histórico. Una síntesis capaz de reunir lo mejor de nuestras tradiciones políticas y de nuestras intenciones, que nos permita encontrarnos a todos los que pensamos parecido, vengamos de la cultura política que vengamos, para construir una democracia verdadera, una democracia con poder, como él decía, sin tutelas, que nos permita buscar de manera auténtica la libertad y la igualdad, defender los intereses generales y forjar de una vez por todas ese país desarrollado, justo y solidario que queremos y nos merecemos.
Los argentinos tenemos que unirnos y entender de una buena vez por toda cuál es el modelo político y económico que necesitamos y que nos conviene. Ahí debemos apuntar todas nuestras energías.
– Cuál es tu análisis de la gestión de Tagliaferro?
El balance es negativo. La gestión ha sido muy pobre. En lo más visible, como es el descuido del patrimonio público (las calles y veredas destruidas, como nunca las vimos, la falta de limpieza en los espacios públicos, la inseguridad persistente, las cuadras sin iluminación, la falta de mantenimiento de los sumideros que genera inundaciones) y en lo menos visible pero no menos importante como es el deterioro de muchas políticas sociales, sanitarias, culturales que eran señeras y que si bien todavía había que mejorar, con esta gestión sufrieron grandes retrocesos.
La gestión en salud ha sido muy mala. Se paralizaron las obras de la segunda etapa del Hospital, hubo grandes problemas por la falta de insumos, denuncias de violencia obstétrica y el gobierno municipal ha permanecido ausente. En un área tan sensible como es la salud, vimos pasar a 3 o 4 secretarios.
La rotación de funcionarios ha sido altísima en todo el gabinete municipal. Y se entiende si consideramos que la gran mayoría de sus funcionarios no son de Morón, no conocen nuestros problemas ni a su gente. Tras cumplir su horario de trabajo se vuelven a sus lugares y cuando se encuentran con problemas graves en vez de resolverlos presentan la renuncia. Así no se puede gobernar.
Retrocedimos también en materia de políticas ambientales, con la eliminación del programa “tu día verde” que retiraba los residuos reciclables casa por casa. Las políticas culturales han sido muy superficiales y con escaso protagonismo de la comunidad. Se desarticularon políticas sociales (de niñez, de género), con despidos, falta de presupuesto, una mirada que atrasa en materia de perspectiva de derechos. Políticas para adultos mayores, no hubo.
Algunas cosas buenas fueron la continuación de las obras hidráulicas y de las cloacas, obras realizadas con fondos provinciales e iniciadas en gestiones anteriores, o el reemplazo de luminaria por luces led, la colocación de cámaras, la construcción de dos nuevas salas de salud que eran muy necesarias, pero hay que decir que todo se hace improvisadamente, con poca planificación y escasa capacidad técnica.
En la calle Larrea, por ejemplo, por donde pasa la Cuenca French-Azcuénaga, se derrumbaron los asfaltos en varias oportunidades y sospecho que las obras los contribuyentes las pagaron varias veces.
En la compra de luces hay sospechas de irregularidades. En las salas de salud faltan profesionales. Las obras se publicitan con dineros públicos y con la cara del intendente.
Hicieron el metrobús, con lo que pusieron en valor una zona que tras el cambio de gobierno, ellos habían dejado en estado de abandono, pero echaron por tierra el proyecto de parque público que ya estaba avanzando y que era la verdadera necesidad que tenía Morón en ese lugar, una necesidad que tienen todas las grandes ciudades modernas: recuperar espacios saludables, espacios verdes públicos. Se gastaron 140 millones de pesos aproximadamente en un metrobús innecesario, cuyo mayor interés termina siendo su bicisenda. Un despropósito. Habría que haber hecho un parque hermoso para que disfrutaran con salud y seguridad todos nuestros vecinos.
En la política educativa también hay graves problemas. Faltan materiales, mejoras en la infraestructura, hay numerosas escuelas sin gas, faltan jardines de infantes. A inicios del gobierno, el hermano de Tagliaferro hizo una licitación trucha del Servicio alimentario escolar, dividiéndola en 8 partes iguales para eludir la compulsa pública, beneficiando a una empresa y desplazando a todos los proveedores locales a los que el municipio ya no les compra. Antes había una política de privilegiar a los proveedores locales, que generan riqueza y trabajo en nuestra ciudad. Ahora cerca de un 90% de las compras del municipio se hacen a empresas de afuera de la ciudad.
– ¿Qué análisis hacés de la situación del país?
El macrismo nos cnodujo a una crísis gravísima con una celeridad sin antecedentes. Los problemas que tenía la Argentina, no solo no se resolvieron sino que se agravaron. Teníamos inflación, hoy tenemos el doble. Teníamos pobreza, hoy tenemos 3 millones de nuevos pobres. Teníamos déficit, hoy tenemos todavía más por el pago de los intereses de la deuda. Una recesión profunda, con cierre de fábricas, de comercios, con caída del consumo. Un ajuste con tarifazos, pérdida de empleos y caída del poder adquisitivo. Un país sobreendeudado y con una enorme fragilidad financiera. Teníamos en 2015 un ratio de deuda de 38% del PBI y solo el 13% era en dólares. Hoy es del 100% del PBI y la mayor parte en dólares con acreedores privados y con organismos financieros internacionales. Volvimos al FMI y con la mayor deuda que nunca un país contrajo con ese organismo. Si no fuera porque el FMI está sosteniendo al gobierno ya estaríamos en default. Sostiene a un gobierno pero hunde a un país. Porque nos estamos endeudando para financiar la fuga.
Es realmente dramática la crisis que estamos viviendo y todavía no hemos tomado suficiente consciencia. Nos dejarán más deuda, más pobreza, más desempleo, más desigualdad y menos educación, menos salud, menos trabajo, menos ciencia.
– ¿Como mejorar la economía regional?
En principio hay que reordenar la economía del país. Parar el ajuste, la sangría de dólares, los tarifazos, estabilizar los precios, bajar la tasa de interés, mejorar el poder de compra del salario.
Nuestra región, y Morón, en particular, tiene un gran potencial industrial y comercial al que hay que darle impulso, identificando los sectores más dinámicos y las oportunidades. Dinamizando el mercado local, con incentivos para las empresas, los negocios, pero también para los emprendedores y los actores de la economía social.
Es necesario acompañar a las empresas para que logren crecer, potenciar su actividad y encontrar nuevos mercados, fomentando la inversión en nuestros parques industriales (La Cantábrica, el Pitam), promoviendo la exportación, facilitando el acceso a líneas de crédito, generando estímulos a quienes contratan mano de obra local (reducción de tasas y burocracias, regularización de deudas). Hay mucho que hacer en este sentido, trabajando en conjunto con las cámaras industriales y comerciales, identificando los problemas y trabajando en las soluciones.
El Estado municipal debe ser un motor y un dinamizador del desarrollo local y Morón tiene grandes potencialidades para ser un distrito pujante.
– ¿Crees viable y posible el frente común para derrotar a Cambiemos?
Sí, eso de hecho ya está ocurriendo y se está constituyendo un amplio frente entre los sectores opositores para frenar esta crisis y proponer una alternativa competitiva y seria que nos permita ganar las elecciones pero sobre todo gobernar en el contexto de la crisis que deja el macrismo, para volver a crecer y reorganizar la vida de los argentinos.
– ¿Quién es tu referente dentro de tu espacio político?
Mi referente dentro de mi espacio político es Leopoldo Moreau.
– ¿Como mejorar la seguridad, la desocupación y la justicia?
Lo primero que tenemos que decir si no queremos caer en la demagogia, es que para vivir en un país seguro lo que necesitamos es un país integrado, con trabajo, educación y calidad de vida. En un país con crisis económicas recurrentes, con desempleo, con marginalidad, con enormes desigualdades es inevitable que emerjan la inseguridad y la violencia. Por eso lo principal es resolver la cuestión económica y la cuestión social en la Argentina. No obstante, la inseguridad es un problema urgente al que hay que atacar y se lo combate sobre todo con prevención y con inteligencia, porque las penas son muy importantes pero llegan tarde. Lo que queremos es que los delitos no sucedan y para eso hay que implementar políticas de planificación y prevención, con investigación sobre el comportamiento del delito, con mapas del delito, con la articulación con especialistas, con una policía capacitada y de cercanía que tenga confianza con el vecino, que disponga de los recursos técnicos adecuados y suficientes (patrulleros, cámaras, equipamiento) y que tenga mucha presencia territorial. Y con una ciudad segura: iluminada, con espacios públicos seguros, con alarmas comunitarias, con participación vecinal, foros de seguridad en contacto con las autoridades policiales, entre otras cosas que deben implementarse.
La desocupación depende directamente de la situación económica. Y en lo local es necesario generar empleo y promover el vínculo entre la oferta y la demanda de empleo, impulsando todas las iniciativas posibles desde el municipio para favorecer el compre local y el contrate mano de obra local. Las políticas productivas y de empleo municipales deben asumir un rol proactivo en ese sentido.
La justica tiene que reformarse porque hoy es una de las instituciones más desprestigiadas, en la que menos confía la ciudadanía cuando debería ser su última y principal garantía. La justica tiene que aggiornarse a los tiempos que corren, democratizarse, despolitizarse, realizar concursos transparentes, validar cargos con concursos y todo lo que sea necesario para recuperar su autonomía y su confianza.
– La democracia a casi 36 años de su retorno ¿está en deuda?
Por supuesto. Falta muchísimo. Nosotros tenemos la consigna, «democracia para siempre y patria para todos». Es necesario tener una democracia que apunte a una búsqueda auténtica de la libertad y la igualdad. Un país en el que no haya más arbitrariedades, avasallamientos, corrupción, privilegios y en el que todos tengan dignidad y calidad de vida. Un país que sea de los argentinos para los argentinos. Tenemos las condiciones para hacerlo pero falta mucho. Todavía hay intereses que atentan contra estos objetivos, un sistema político inmaduro y un pueblo con muchas desavenencias. Deberemos superar muchas contradicciones y generar mucha consciencia. Estamos en ese camino.