Plan Cloacal Rousselot-Macri, la madre de todas las estafas
Todo venía perfecto para Juan Carlos y Mauricio, peeero…

Plan Cloacal Rousselot-Macri, la madre de todas las estafas

Esta semana, la presidenta Cristina, al anunciar la incorporación de más de un millón de personas a los servicios de aguas y desagües cloacales en La Matanza, y reivindicando el rol del Estado en el tema sanitario, recordó la megaestafa que intentaron hacer Mauricio Macri y el por entonces Intendente de Morón, Juan Carlos Rousselot.

Plan Cloacal Rousselot-Macri, la madre de todas las estafas

Por Javier Romero Redacción El diario // Sábado 04 de abril de 2015 | 10:39

El destino de Rousselot era inevitable: terminó destituido primero y preso después. Macri en octubre será candidato a presidente de la Nación.

“Para los que no tienen memoria: Hace mucho tiempo y no tanto, allá por la década de los noventa había un Municipio: Morón y adentro de Morón estaban Hurlingham e Ituzaingó. No sé si se acuerdan de algún intendente que finalmente creo que  terminó procesado, preso por la estafa de las cloacas; también quisiera recordarles quién era la empresa y el empresario que tenía que hacer las cloacas en Ituzaingó y en Hurlingham y en todo Morón, para que nadie se olvide”, dijo.

Quienes hacemos El Diario, convencidos que los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla, decidió hacer una edición especial de esa historia negra que involucró millones de dólares, episodios de violencia, aprietes varios y hasta un homicidio impune: la del escribano que supervisó el contrato, Elvio Cigarroa, asesinado por un sicario.
La historia
Hay que decirlo: no parecía una empresa difícil. De un lado: Mauricio Macri, de promisorios 29 años, representaba a una de las más poderosas empresas de la Patria Contratista: Sideco. Del otro, Juan Carlos Rousselot uno de los políticos más relevantes de ese momento, intendente y principal operador de quien figuraba primero en las encuestas preelectorales, Carlos Saúl Menem.
El plan también aparecía como sencillo y conveniente, muy conveniente para las partes. Sideco construiría la red cloacal en un distrito que carecía de ese vital servicio y Rousselot, además de cumplir con los vecinos, anudaba una potente relación con el Grupo Macri que incluía la promesa de apoyo económico para el siguiente paso que preveía el intendente: la gobernación de la provincia de Buenos Aires.
Ese 30 de diciembre de 1988, mientras el gobierno de Raúl Alfonsín se caía a pedazos corroído por una inflación que en pocos meses más sería hiperinflación, los aprietes del FMI, de la Sociedad Rural, los cortes de energía y el acoso de los grandes medios, Macri y Rousselot, el neoliberalismo en su quintaesencia, firmaban sonrientes el Plan Cloacal Morón.
La obra orillaba los 400 millones de dólares y, financiación mediante, alcanzaría la friolera de 1000 millones. Y era solo el comienzo. Con esos fondos el Grupo Macri construiría una planta de tratamiento de líquidos cloacales e industriales con capacidad para servir también a los municipios de Tres de Febrero, San Martín, General Sarmiento, Tigre, San Fernando y San Isidro.
La chancha y los veinte
Todo parecía perfecto, peeerooo… algo falló. Macri y Rousselot se sentían tan superpoderosos que olvidaron, o les importó poco, respetar las leyes que rigen las transacciones entre el sector público y el privado. Sesenta días después, el 1 de marzo de 1989, el contrato era rescindido.
¿Las razones? Varias: falta de aprobación del Concejo Deliberante, costo de la obra y tarifas excesivamente altas, inusitada celeridad en el proceso de contratación, ausencia de concurso de ofertas (Mauricio Macri era el único oferente admitido) y el compromiso de cubrir con fondos municipales durante 22 años hasta el 20% de lo que pudieran adeudarle a la empresa los propietarios morosos.
El destino de Rousselot era inevitable: terminó destituido primero y preso después y Mauricio saltó el mostrador, y ahora del lado de la política, se apresta a presentar la batalla más importante de su vida: en octubre de este año será candidato a presidente de la Nación.

“Para los que no tienen memoria: Hace mucho tiempo y no tanto, allá por la década de los noventa había un Municipio: Morón y adentro de Morón estaban Hurlingham e Ituzaingó. No sé si se acuerdan de algún intendente que finalmente creo que  terminó procesado, preso por la estafa de las cloacas; también quisiera recordarles quién era la empresa y el empresario que tenía que hacer las cloacas en Ituzaingó y en Hurlingham y en todo Morón, para que nadie se olvide”, dijo.

Quienes hacemos El diario, convencidos que los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla, decidió hacer una edición especial de esa historia negra que involucró millones de dólares, episodios de violencia, aprietes varios y hasta un homicidio impune: la del escribano que supervisó el contrato, Elvio Cigarroa, asesinado por un sicario.

La historia

Hay que decirlo: no parecía una empresa difícil. De un lado: Mauricio Macri, de promisorios 29 años, representaba a una de las más poderosas empresas de la Patria Contratista: Sideco. Del otro, Juan Carlos Rousselot uno de los políticos más relevantes de ese momento, intendente y principal operador de quien figuraba primero en las encuestas preelectorales, Carlos Saúl Menem.

El plan también aparecía como sencillo y conveniente, muy conveniente para las partes. Sideco construiría la red cloacal en un distrito que carecía de ese vital servicio y Rousselot, además de cumplir con los vecinos, anudaba una potente relación con el Grupo Macri que incluía la promesa de apoyo económico para el siguiente paso que preveía el intendente: la gobernación de la provincia de Buenos Aires.

Ese 30 de diciembre de 1988, mientras el gobierno de Raúl Alfonsín se caía a pedazos corroído por una inflación que en pocos meses más sería hiperinflación, los aprietes del FMI, de la Sociedad Rural, los cortes de energía y el acoso de los grandes medios, Macri y Rousselot, el neoliberalismo en su quintaesencia, firmaban sonrientes el Plan Cloacal Morón.

La obra orillaba los 400 millones de dólares y, financiación mediante, alcanzaría la friolera de 1000 millones. Y era solo el comienzo. Con esos fondos el Grupo Macri construiría una planta de tratamiento de líquidos cloacales e industriales con capacidad para servir también a los municipios de Tres de Febrero, San Martín, General Sarmiento, Tigre, San Fernando y San Isidro.

La chancha y los veinte

Todo parecía perfecto, peeerooo… algo falló. Macri y Rousselot se sentían tan superpoderosos que olvidaron, o les importó poco, respetar las leyes que rigen las transacciones entre el sector público y el privado. Sesenta días después, el 1 de marzo de 1989, el contrato era rescindido.

¿Las razones? Varias: falta de aprobación del Concejo Deliberante, costo de la obra y tarifas excesivamente altas, inusitada celeridad en el proceso de contratación, ausencia de concurso de ofertas (Mauricio Macri era el único oferente admitido) y el compromiso de cubrir con fondos municipales durante 22 años hasta el 20% de lo que pudieran adeudarle a la empresa los propietarios morosos.

El destino de Rousselot era inevitable: terminó destituido primero y preso después y Mauricio saltó el mostrador, y ahora del lado de la política, se apresta a presentar la batalla más importante de su vida: en octubre de este año será candidato a presidente de la Nación.

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