Una reivindicación de la memoria
“LA MUERTE Y LA DONCELLA” SE PRESENTÓ EN EL MARECHAL

Una reivindicación de la memoria

En el marco de la gira nacional del programa Cervantes Federal, la Secretaría de Cultura de Moreno presentó en el Teatro Municipal Leopoldo Marechal durante tres días consecutivos “La Muerte y la Doncella”, la obra del autor chileno Ariel Dorfmann.

Una reivindicación de la memoria

Por M. A. Redacción El diario // Viernes 10 de abril de 2015 | 12:47

 

“LA MUERTE Y LA DONCELLA” SE PRESENTÓ EN EL LEOPOLDO MARECHAL
Una reivindicación de la memoria
Por M. A.
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En el marco de la gira nacional del programa Cervantes Federal, la Secretaría de Cultura de Moreno presentó en el Teatro Municipal Leopoldo Marechal durante tres días consecutivos “La Muerte y la Doncella”, la obra del autor chileno Ariel Dorfmann. La obra es de un realismo crudo, fuerte y testimonial. Por 90 minutos no hubo un suspiro en la platea ante la alta tensión dramática y la colosal tarea actoral.
Una noche de otoño con el Marechal a sala llena y el frío en el cuerpo, con un público debatiéndose entre la venganza, la justicia y el silencio,  el argumento de la pieza de Dorfman. Ambientada en una casa, la luz tiene un rol fundamental. Da lugar a los monólogos de los protagonistas, con un leve cambio, apenas un pestañeo y la música, siempre Schubert, que es el soporte de la prueba.
La obra tiene tres personajes: Paulina Salas, Gerardo Escobar y Roberto Miranda. Los efectos plásticos pasan a segundo plano para dar más relevancia al texto y los conflictos que se desatan a medida que se suceden los actos.
La historia transcurre en Chile: tras un pedido del Presidente, el abogado Gerardo Escobar, marido de Paulina, debe comenzar a trabajar para esclarecer las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura de Pinochet.
La obra muestra de manera descarnada un pasado común a varios países de Latinoamérica que sufrieron violencia y crímenes de Estado.
Una mujer, sobreviviente de la dictadura, su marido y el médico en el que ella reconoce a su torturador. Entonces decide juzgarlo, arrancarle una confesión por escrito, bajo amenaza de muerte revólver en mano. En una casa, en el mismo día, avanza la acción. Una frase de Gerardo, su marido: “Tanto pasado nos va a matar” da cuenta de quien en la sociedad cree que es mejor silenciar los crímenes cometidos.
La actitud de Paulina por momentos, parece demencial. Pero ¿Puede estar equilibrada una mujer que sufrió tantas vejaciones? Además el médico, no parecía un torturador,  con lo que el espectador considera que está asistiendo a una locura.
Finalmente, la mujer obtiene la confesión escrita y oral, que además graba. Y entonces surge la verdad. Durante la lectura, el médico corrige las palabras que intencionalmente fueron mal escritas. Solo el torturador conocía las verdaderas. Acorralado reconoce que mientras violaba a su víctima, colocaba “La muerte y la doncella” de Schubert.
Y en el final queda abierto al camino de la reivindicación de la memoria, la confesión de los culpables y la acción de la Justicia que restituya a las víctimas su dignidad. “Solamente juicio y castigo; nada más que eso” subrayó su director, Javier Margulis.
Recuadro
Ficha técnica
“La Muerte y la Doncella”, de Ariel Dorfmann
El elenco por orden de aparición es:
Paulina Salas: Marcela Ferradás
Gerardo Escobar: Carlos Santamaría
Roberto Miranda: Horacio Peña
Música: Adrián Odriozola
Iluminación: Marco Pastorino
Asistente de dirección: Marcelo Mendez
Asistencia de dirección en gira: Melania Barreiros
Dirección: Javier Margulis.

La obra es de un realismo crudo, fuerte y testimonial. Por 90 minutos no hubo un suspiro en la platea ante la alta tensión dramática y la colosal tarea actoral.

Una noche de otoño con el Marechal a sala llena y el frío en el cuerpo, con un público debatiéndose entre la venganza, la justicia y el silencio,  el argumento de la pieza de Dorfman.

Ambientada en una casa, la luz tiene un rol fundamental. Da lugar a los monólogos de los protagonistas, con un leve cambio, apenas un pestañeo y la música, siempre Schubert, que es el soporte de la prueba.

La obra tiene tres personajes: Paulina Salas, Gerardo Escobar y Roberto Miranda. Los efectos plásticos pasan a segundo plano para dar más relevancia al texto y los conflictos que se desatan a medida que se suceden los actos.

La historia transcurre en Chile: tras un pedido del Presidente, el abogado Gerardo Escobar, marido de Paulina, debe comenzar a trabajar para esclarecer las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura de Pinochet.

La obra muestra de manera descarnada un pasado común a varios países de Latinoamérica que sufrieron violencia y crímenes de Estado.

Una mujer, sobreviviente de la dictadura, su marido y el médico en el que ella reconoce a su torturador. Entonces decide juzgarlo, arrancarle una confesión por escrito, bajo amenaza de muerte revólver en mano. En una casa, en el mismo día, avanza la acción. Una frase de Gerardo, su marido: “Tanto pasado nos va a matar” da cuenta de quien en la sociedad cree que es mejor silenciar los crímenes cometidos.

La actitud de Paulina por momentos, parece demencial. Pero ¿Puede estar equilibrada una mujer que sufrió tantas vejaciones? Además el médico, no parecía un torturador,  con lo que el espectador considera que está asistiendo a una locura.

Finalmente, la mujer obtiene la confesión escrita y oral, que además graba. Y entonces surge la verdad. Durante la lectura, el médico corrige las palabras que intencionalmente fueron mal escritas. Solo el torturador conocía las verdaderas. Acorralado reconoce que mientras violaba a su víctima, colocaba “La muerte y la doncella” de Schubert.

Y en el final queda abierto al camino de la reivindicación de la memoria, la confesión de los culpables y la acción de la Justicia que restituya a las víctimas su dignidad. “Solamente juicio y castigo; nada más que eso” subrayó su director, Javier Margulis.

 

Ficha técnica

“La Muerte y la Doncella”, de Ariel Dorfmann

El elenco por orden de aparición es:

Paulina Salas: Marcela Ferradás

Gerardo Escobar: Carlos Santamaría

Roberto Miranda: Horacio Peña

Música: Adrián Odriozola

Iluminación: Marco Pastorino

Asistente de dirección: Marcelo Mendez

Asistencia de dirección en gira: Melania Barreiros

Dirección: Javier Margulis.

 

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