El Gallo, un grande bien despierto
CRÓNICA DE VIAJE

El Gallo, un grande bien despierto

Una semana de mucha efervescencia futbolera vivió Deportivo Morón. Enfrentar a Rosario Central por los octavos de final de la Copa Argentina no es cosa de todos los días. Y menos todavía que el partido se jugara en Salta. Ahora ya es inolvidable.

El Gallo, un grande bien despierto

Por Charly Artesi // Lunes 26 de septiembre de 2016 | 12:27

 

Una semana de mucha efervescencia futbolera vivió Deportivo Morón. Enfrentar a Rosario Central por los octavos de final de la Copa Argentina no es cosa de todos los días. Y menos todavía que el partido se jugara en Salta. Ahora ya es inolvidable.
Que Dep. Morón desde siempre llevó mucha gente de visitante nunca fue una novedad. Que sus hinchas y simpatizantes, en gran número, siempre lo siguen cuando juega fuera de casa, nunca estuvo en discusión. Pero ésta instancia futbolística y geográfica superó todas las expectativas, al punto tal que fue el hecho más destacado de la serie, aún más que el propio triunfo de los rosarinos. Es que, al margen del resultado, del planteo táctico o el trámite del juego en sí, la gran cantidad de gente de El Gallo que fue a Salta para casi llenar una de las tribunas cabeceras, fue algo asombroso. Algo que no pasó desapercibido para nadie pero si para los propios hinchas de Morón que lo tomaron como algo natural. Un cálculo no certero pero si evidente es que había algo más de 3000 hinchas de El Gallo, los que se hicieron presente en el Padre Martearena y que, del principio hasta el final, no pararon de alentar. Son esos mismos hinchas que armaron un éxodo masivo desde Morón (o donde sea que estuvieran) hasta Salta. De cualquier manera, en autos, combis, micros y por avión, emprendimientos particulares o en grupos. Lo importante era llegar, estar presente. Hasta se organizó un vuelo charter (ida en el día y vuelta al finalizar el partido) con 164 personas. Iban de todo tipo, hinchas, simpatizantes, socios y, periodistas. Y para este periodista haber sido parte del viaje fue algo inolvidable, con muchas sensaciones y emociones vividas, en todo momento, en cada lugar. Empezando por el día anterior al viaje, en la misma redacción de El Diario, con todos los compañeros del staff alentando, preguntando, sin salir del asombro que provocaba el histórico viaje que haríamos (el primero que compartiríamos), con el también histórico Luis Gambino. Juntos, por el periodismo y por Morón, dos pasiones que también vivimos a diario. Anécdotas de viajes anteriores matizaban la espera.
El vuelo, que hizo sentirnos como en las nubes, por fin llegó a Salta. Lo primero fue comprobar que el centro de la ciudad estaba copada por hinchas de Dep. Morón.
Las camisetas con los colores de El Gallo estaban por todas las calles salteñas, que se parecían a las de nuestra propia Ciudad. Lo comprobaron todos los lugareños, los taxistas, comerciantes, la gente mayor y también los chicos, que no salían de su asombro al ver tanta pasión dando vueltas por su ciudad. Algo que no están acostumbrados a vivir. Ya en el estadio (tras un riguroso control en la entrada), fue comprobar que los hinchas de Dep. Morón le ganaron por goleada a los rosarinos.
Hombres (muchos con su pequeño hijo en brazos), mujeres (varias embarazadas), muchos chicos, todos en esa cabecera casi llena, unidos por la pasión por El Gallo.
En la cancha fue derrota, pero, créame, eso fue sólo una anécdota, la gente (como el equipo) se fue con la frente alta, con la satisfacción de haber estado presente.
El regreso, todavía por las nubes (y no por el avión). Pasan los días y la gente todavía se siente como si estuviera allá, no baja, no cae de lo vivido. Un partido y un viaje que fueron más importantes de los imaginado, a medida que irá pasando el tiempo más importante lo será. Inolvidable. Después de lo vivido, todavía con la emoción a cuestas,  recordaba que, ante la necesidad de logros deportivos, históricamente siempre se dijo que Dep. Morón es un gigante dormido. No, para nada, al contrario, toda su gente (cada uno desde el lugar que ocupe) una vez más demostró que Dep. Morón es un grande despierto, muy despierto. Que el único sueño que tiene, es el ascenso. Para que jugar con equipos como Rosario Central sea lo más parecido a una rutina y no una utopía perdida en el tiempo, esperando el azar que depare el sorteo de la Copa Argentina. Morón sueña despierto. Porque en menos que canta El Gallo, despierta la pasión.
Una pasión que siempre Salta en los corazones de cada hincha de Morón.

Que Deportivo Morón desde siempre llevó mucha gente de visitante nunca fue una novedad. Que sus hinchas y simpatizantes, en gran número, siempre lo siguen cuando juega fuera de casa, nunca estuvo en discusión. Pero esta instancia futbolística y geográfica superó todas las expectativas, al punto tal que fue el hecho más destacado de la serie, aún más que el propio triunfo de los rosarinos.

Es que, al margen del resultado, del planteo táctico o el trámite del juego en sí, la gran cantidad de gente de El Gallo que fue a Salta para casi llenar una de las tribunas cabeceras, fue algo asombroso. Algo que no pasó desapercibido para nadie pero si para los propios hinchas de Morón que lo tomaron como algo natural.

Un cálculo no certero pero si evidente es que había algo más de 3.000 hinchas de El Gallo, los que se hicieron presente en el Padre Martearena y que, del principio hasta el final, no pararon de alentar.

Son esos mismos hinchas que armaron un éxodo masivo desde Morón (o donde sea que estuvieran) hasta Salta. De cualquier manera, en autos, combis, micros y por avión, emprendimientos particulares o en grupos. Lo importante era llegar, estar presente. Hasta se organizó un vuelo charter (ida en el día y vuelta al finalizar el partido) con 164 personas. Iban de todo tipo, hinchas, simpatizantes, socios y, periodistas.

Y para este periodista haber sido parte del viaje fue algo inolvidable, con muchas sensaciones y emociones vividas, en todo momento, en cada lugar. Empezando por el día anterior al viaje, en la misma redacción de El diario, con todos los compañeros del staff alentando, preguntando, sin salir del asombro que provocaba el histórico viaje que haríamos (el primero que compartiríamos), con el también histórico Luis Gambino. Juntos, por el periodismo y por Morón, dos pasiones que también vivimos a diario.

Anécdotas de viajes anteriores matizaban la espera. El vuelo, que hizo sentirnos como en las nubes, por fin llegó a Salta. Lo primero fue comprobar que el centro de la ciudad estaba copada por hinchas de Deportivo Morón. Las camisetas con los colores de El Gallo estaban por todas las calles salteñas, que se parecían a las de nuestra propia Ciudad. Lo comprobaron todos los lugareños, los taxistas, comerciantes, la gente mayor y también los chicos, que no salían de su asombro al ver tanta pasión dando vueltas por su ciudad.

Algo que no están acostumbrados a vivir. Ya en el estadio (tras un riguroso control en la entrada), fue comprobar que los hinchas de Deportivo Morón le ganaron por goleada a los rosarinos. Hombres (muchos con su pequeño hijo en brazos), mujeres (varias embarazadas), muchos chicos, todos en esa cabecera casi llena, unidos por la pasión por El Gallo.

En la cancha fue derrota, pero, créame, eso fue sólo una anécdota, la gente (como el equipo) se fue con la frente alta, con la satisfacción de haber estado presente. El regreso, todavía por las nubes (y no por el avión).

Pasan los días y la gente todavía se siente como si estuviera allá, no baja, no cae de lo vivido. Un partido y un viaje que fueron más importantes de los imaginado, a medida que irá pasando el tiempo más importante lo será. Inolvidable.

Después de lo vivido, todavía con la emoción a cuestas, recordaba que, ante la necesidad de logros deportivos, históricamente siempre se dijo que Deportivo Morón es un gigante dormido. No, para nada, al contrario, toda su gente (cada uno desde el lugar que ocupe) una vez más demostró que Morón es un grande despierto, muy despierto. Que el único sueño que tiene, es el ascenso. Para que jugar con equipos como Rosario Central sea lo más parecido a una rutina y no una utopía perdida en el tiempo, esperando el azar que depare el sorteo de la Copa Argentina.

Morón sueña despierto. Porque en menos que canta El Gallo, despierta la pasión. Una pasión que siempre Salta en los corazones de cada hincha de Morón.

 

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