Vecinos de Morón recuerdan LA GRAN ESTAFA
SUPLEMENTO CLOACAS

Vecinos de Morón recuerdan LA GRAN ESTAFA

“Fuimos con una vecina a protestar, porque querían que pongamos la casa en garantía, una hipoteca, entonces fuimos, en aquella época era diferente una manifestación”, nos cuenta María Luisa, vecina de Morón Sur.

Vecinos de Morón recuerdan LA GRAN ESTAFA

Por Equipo Investigación El diario // Viernes 04 de septiembre de 2015 | 08:20

 

Vecinos recuerdan la
GRAN ESTAFA
“Fuimos con una vecina a protestar, porque querían que pongamos la casa en garantía, una hipoteca, entonces fuimos, en aquella época era diferente una manifestación”, nos cuenta María Luisa, vecina de Morón Sur.
Ella, como muchos otros vecinos del gran Morón, partido que por entonces incluía Ituzaingó y Hurlingham, con miedo y bronca, no se quedó encerrada en su casa y salió a luchar por sus derechos. María Luisa no iba a dejar su casa en garantía por más de 20 años por un servicio que le correspondía.
“Cuando estábamos en la plaza, la imagen que tengo es en el centro Rousselot, del lado izquierdo Mauricio Macri y a su derecha, un señor grandote que después me enteré que era el Gordo Cadena, barrabrava de Morón”.
“La protesta fue subiendo de tono, y llegó un momento que ellos miraban a la gente y se reían, lo que hacía que la gente se enoje más”, dice María, hoy con 75 años.
“El gordo cadena levantó su remera y sacó como si fuera un cinturón y era una cadena de eslabones grandes doble. Entonces empezó a correr a la gente en la plaza revoleando para arriba las cadenas y a la gente que le pegaba caía, con mi vecina corrimos y salimos para la calle Belgrano”, explica y continúa “Ese fue el terrible momento que yo viví, yo lo cuento así ahora, al paso de los años, pero en ese momento que estuve ahí era muy feo”.
Para graficarnos cómo se vivía la situación en la Plaza San Martín, María agrega: “Había personas jóvenes, grandes y adultos, mayormente dueños de casas, y la agresión fue tremenda. Un cadenazo tiraba a la gente al suelo. Fue muy traumático en ese momento”.
“Nos iban a seguir subiendo las cuotas y cuando vos no podías pagar más te sacaban la casa, ese era el miedo que teníamos. Porque esta clase de gente es capaz de todo, la imagen que yo tengo a través de los años, tengo 75 años ahora. Es la forma en que ellos miraban a la gente y se reían, sabiendo lo que iba a pasar después”, recuerda angustiada.
Días tumultuosos
“En ese momento Morón era un único partido, Ituzaingó era parte de él. Pasan informando por las cloacas. Pero resultó que poner las cloacas en ese momento, en esa gestión de Rousselot nos salía tres veces el valor de la casa”. Así comienza a narrar Verónica Rizzo aquellos días tumultuosos.
“Me acuerdo que dejé a mis hijos en el jardín, me tomé el colectivo y me fui al Concejo Deliberante de Morón, había muchísima gente, era impresionante. Estábamos diciendo que no”.
“De hecho no había inversiones, teníamos las avenidas Ratti y Brandsen sin asfaltar. Nos pasaban esas cosas, nosotros empezamos a ver cambios cuando este señor se fue”.
“En esta manifestación en el HCD, fuimos con unas cuantas mamás del jardín, las cosas se habían puesto complicadas porque no solamente se habían quemado gomas, la gente saltaba encima de los coches que estaban estacionados en el Concejo, empezaron a buscar palos para romper las cosas, se había puesto violento ante la falta de respuesta y que uno entendía que eso era una cargada”.
“Cobrarte las cloacas tres veces el valor de lo que vale tu casa era algo ilógico, no te podías quedar tranquilo. Ese día fue complicado, venía gente de todas partes, era la primera vez que participaba activamente, fue increíble”, recuerda Verónica.
“Yo ahora sí tengo cloacas”, concluye.
Comisión
Pro–cloacas
Antonio Di Bella, comerciante y vecino del Barrio Agüero, fue uno de los promotores de la creación de la comisión Pro-cloacas por los años ´90. Di Bella indicaba por entonces a El diario que la obra se caracterizaba por “faraónica y corrupta”.
Así lo explicaba: “Durante años, en nuestro barrio y sus alrededores no existía la posibilidad de construir una red cloacal por intermedio de Obras Sanitarias ya que los colectores máximos estaban excedidos al límite de su tolerancia, y agregando más frentes correría peligro de colapso total, pero un grupo de políticos radicales en aquel entonces (N. de R.: se refiere a 1987) integrantes del municipio aprobaron las gestación de esta obra faraónica y corrupta en sus tres fases: técnica, administrativa y legal, con la colaboración de OSN para que Cosmar pudiera hacerla. En el Concejo Deliberante la construcción fue aprobada sobre tablas, a pesar de que advertimos maniobras de los contratistas en prejuicio de los vecinos, como las adherencias falsificadas o los contratos enmendados”.
“En 1988, con el acceso a la intendencia de Rousselot, se nos abrió una cuota de esperanza ya que nos había asegurado que investigaría la situación para que la corrupción no siga imperando y para frenar los trabajos. Grande fue nuestra desilusión ya que Rousselot le dio más manija”.
“La empresa constructora se había hecho dueña del barrio cometiendo todo tipo de infracciones: trabajos mal hechos, suciedad, zanjas abiertas sin vallas, caños fuera de nivel, rellenos de fosas sin comprimir, robo de energía a SEGBA”.
“En 1989 estando ya Joaquín Arias al frente de la comuna, desaparecen varios expedientes sin los cuales ningún funcionarios puede firmar los certificados de la obra ni comunicarlo por Boletín Oficial, requisitos exigidos por la ordenanza 165, que obliga a que los expedientes estén completos y sean originales”.
“Los funcionarios desconocieron tal ordenanza y entregaron a sus socios empresarios los certificados firmados por ellos para que apuren a los frentistas morosos”, concluía por entonces.

Ella, como muchos otros vecinos del gran Morón, partido que por entonces incluía Ituzaingó y Hurlingham, con miedo y bronca, no se quedó encerrada en su casa y salió a luchar por sus derechos. María Luisa no iba a dejar su casa en garantía por más de 20 años por un servicio que le correspondía.

“Cuando estábamos en la plaza, la imagen que tengo es en el centro Rousselot, del lado izquierdo Mauricio Macri y a su derecha, un señor grandote que después me enteré que era el Gordo Cadena, barrabrava de Morón”.

“La protesta fue subiendo de tono, y llegó un momento que ellos miraban a la gente y se reían, lo que hacía que la gente se enoje más”, dice María, hoy con 75 años.

“El gordo cadena levantó su remera y sacó como si fuera un cinturón y era una cadena de eslabones grandes doble. Entonces empezó a correr a la gente en la plaza revoleando para arriba las cadenas y a la gente que le pegaba caía, con mi vecina corrimos y salimos para la calle Belgrano”, explica y continúa “Ese fue el terrible momento que yo viví, yo lo cuento así ahora, al paso de los años, pero en ese momento que estuve ahí era muy feo”.

Para graficarnos cómo se vivía la situación en la Plaza San Martín, María agrega: “Había personas jóvenes, grandes y adultos, mayormente dueños de casas, y la agresión fue tremenda. Un cadenazo tiraba a la gente al suelo. Fue muy traumático en ese momento”.

“Nos iban a seguir subiendo las cuotas y cuando vos no podías pagar más te sacaban la casa, ese era el miedo que teníamos. Porque esta clase de gente es capaz de todo, la imagen que yo tengo a través de los años, tengo 75 años ahora. Es la forma en que ellos miraban a la gente y se reían, sabiendo lo que iba a pasar después”, recuerda angustiada.

 

Días tumultuosos

“En ese momento Morón era un único partido, Ituzaingó era parte de él. Pasan informando por las cloacas. Pero resultó que poner las cloacas en ese momento, en esa gestión de Rousselot nos salía tres veces el valor de la casa”. Así comienza a narrar Verónica Rizzo aquellos días tumultuosos.

“Me acuerdo que dejé a mis hijos en el jardín, me tomé el colectivo y me fui al Concejo Deliberante de Morón, había muchísima gente, era impresionante. Estábamos diciendo que no”.

“De hecho no había inversiones, teníamos las avenidas Ratti y Brandsen sin asfaltar. Nos pasaban esas cosas, nosotros empezamos a ver cambios cuando este señor se fue”.

“En esta manifestación en el HCD, fuimos con unas cuantas mamás del jardín, las cosas se habían puesto complicadas porque no solamente se habían quemado gomas, la gente saltaba encima de los coches que estaban estacionados en el Concejo, empezaron a buscar palos para romper las cosas, se había puesto violento ante la falta de respuesta y que uno entendía que eso era una cargada”.

“Cobrarte las cloacas tres veces el valor de lo que vale tu casa era algo ilógico, no te podías quedar tranquilo. Ese día fue complicado, venía gente de todas partes, era la primera vez que participaba activamente, fue increíble”, recuerda Verónica.

“Yo ahora sí tengo cloacas”, concluye.

 

Comisión Pro–cloacas

Antonio Di Bella, comerciante y vecino del Barrio Agüero, fue uno de los promotores de la creación de la comisión Pro-cloacas por los años ´90. Di Bella indicaba por entonces a El diario que la obra se caracterizaba por “faraónica y corrupta”.

Así lo explicaba: “Durante años, en nuestro barrio y sus alrededores no existía la posibilidad de construir una red cloacal por intermedio de Obras Sanitarias ya que los colectores máximos estaban excedidos al límite de su tolerancia, y agregando más frentes correría peligro de colapso total, pero un grupo de políticos radicales en aquel entonces (N. de R.: se refiere a 1987) integrantes del municipio aprobaron las gestación de esta obra faraónica y corrupta en sus tres fases: técnica, administrativa y legal, con la colaboración de OSN para que Cosmar pudiera hacerla. En el Concejo Deliberante la construcción fue aprobada sobre tablas, a pesar de que advertimos maniobras de los contratistas en prejuicio de los vecinos, como las adherencias falsificadas o los contratos enmendados”.

“En 1988, con el acceso a la intendencia de Rousselot, se nos abrió una cuota de esperanza ya que nos había asegurado que investigaría la situación para que la corrupción no siga imperando y para frenar los trabajos. Grande fue nuestra desilusión ya que Rousselot le dio más manija”.

“La empresa constructora se había hecho dueña del barrio cometiendo todo tipo de infracciones: trabajos mal hechos, suciedad, zanjas abiertas sin vallas, caños fuera de nivel, rellenos de fosas sin comprimir, robo de energía a SEGBA”.

“En 1989 estando ya Joaquín Arias al frente de la comuna, desaparecen varios expedientes sin los cuales ningún funcionarios puede firmar los certificados de la obra ni comunicarlo por Boletín Oficial, requisitos exigidos por la ordenanza 165, que obliga a que los expedientes estén completos y sean originales”.

“Los funcionarios desconocieron tal ordenanza y entregaron a sus socios empresarios los certificados firmados por ellos para que apuren a los frentistas morosos”, concluía por entonces.

Compartir

Comparte en Facebook Comparte en Twitter Comparte en Google+ Enviar a un amigo Imprimir esta nota