Semillero político-jurídico de Morón: de Nisman a Montenegro, Pollicita y Plee
SAGA INTRINCADA Y OSCURA

Semillero político-jurídico de Morón: de Nisman a Montenegro, Pollicita y Plee

El fallecido fiscal especial Alberto Nisman dio sus primeros pasos en la carrera judicial en los tribunales de Morón, donde convivió con Raúl Plee, Guillermo Montenegro, Gerardo Pollicita y Santiago Blanco Bermúdez, el mismo que ahora defiende a Antonio Stiuso.

Semillero político-jurídico de Morón: de Nisman a Montenegro, Pollicita y Plee

Por equipo de Política - Redacción El diario // Viernes 06 de marzo de 2015 | 08:02

Nisman era uno de los cuatro secretarios y 25 empleados del juzgado de Morón.

 

UNA SAGA INTRINCADA Y OSCURA
Semillero político-jurídico de Morón: de Nisman a Montenegro, Pollicita y Plee
Por equipo de Política
Redacción El diario
__________________
El fallecido fiscal especial Alberto Nisman dio sus primeros pasos en la carrera judicial en los tribunales de Morón, donde convivió con Raúl Plee, Guillermo Montenegro, Gerardo Pollicita y Santiago Blanco Bermúdez, el mismo que ahora es el abogado de Antonio Stiuso. En Morón también su trayectoria tuvo un punto de inflexión a partir de su controversial (y pro-militar) rol en la investigación del copamiento de la Tablada.
A los 24 años, Nisman trabajaba en el juzgado provincial Nº 7 de Morón, a cargo del juez Alfredo Ruiz Paz. El secretario era Santiago Blanco Bermúdez, el mismo que ahora defiende a Antonio Stiuso y otros personajes de la Secretaría de Inteligencia. Ahí también convivió con otro personaje que haría carrera jurídica y luego política: Guillermo Montenegro, ex juez y actual ministro de Seguridad de Mauricio Macri.
El jefe de Nisman era el fiscal Gerardo Pollicita, quien lo ascendió dos veces cuando era su superior inmediato y siempre lo catalogó como “un chico brillante”.
Nisman ya era vanidoso y audaz y le gustaba chapear por sus contactos con la policía. Pese a su juventud lucía un intimidante bigote finito. Pronto, de ese juzgado provincial Nisman saltó al juzgado federal de Morón. “Ahí dejó de saludarnos”, recuerda un ex colega del fiscal fallecido.
El actual fiscal de la Cámara de Casación, Raúl Plee, conoció a Nisman en 1989 en el despacho del juez Gerardo Larrambebere. Nisman era uno de los cuatro secretarios y 25 empleados del juzgado de Morón.
Nisman había apurado la vuelta de sus vacaciones a raíz del asalto del Movimiento Todos por la Patria (MTP) al Regimiento de Infantería Mecanizada 3, de La Tablada. Por aquellos días también el fiscal Gerardo Pollicita conoció a Raúl Pleé, quien se volvería una especie de referente tanto para Nisman como para Pollicita.
Plee fue quien los marcó con su estilo de trabajo. Pollicita lo tomó como su referente. Y si bien saltó a la Cámara Federal de San Martín, donde fue secretario del tribunal, volvió a acercarse a Plee para convertirse en su segundo en Capital Federal, hasta que él mismo fue designado fiscal, hace 22 años.
A raíz del copamiento de la Tablada, Larrambebere necesitaba un secretario más que lo ayudara en la instrucción del copamiento: el puesto sería de Nisman. El juez llegó al Regimiento poco después que el presidente Raúl Alfonsín, el 24 de enero de 1989. En la Oficina de Logística, sobre los fondos del cuartel de la Tablada, hizo un reconocimiento rápido de los detenidos. Estaban semidesnudos, atados y boca abajo. Al día siguiente constituyó el juzgado en el cuartel y comenzó a tomar declaración a todos los militares, con ayuda del fiscal Plee.
Como Blanco Bermúdez en esos días estaba de licencia lo reemplazó Plee.
Blanco Bermúdez había trabajado junto a Nisman en el juzgado provincial Nº 7 de Morón. Ahí, el actual abogado de Stiuso era secretario y Nisman un empleado muy meticuloso. A su vuelta de la licencia, Blanco Bermúdez compartió la instrucción de la causa con Plee, en una investigación que estuvo plagada de pistas plantadas por los agentes de inteligencia de la SIDE y el Ejército.
Plee pidió al juez una serie de allanamientos que fueron la base de la acusación contra los 13 militantes del MTP que sobrevivieron al combate y a los asesinatos posteriores.
Larrambebere, jefe de Nisman, investigó el copamiento y la denuncia por apremios ilegales presentada por los detenidos fuera del cuartel; y la presunta fuga de Iván Ruiz y José Díaz.
Sobre las torturas y maltratos, el juez dijo no haber encontrado elementos para imputar a nadie. En el caso de la desaparición de Ruiz y Díaz, le encargó a Nisman seguir su pista junto a los hombres del Ejército que los habían tenido bajo custodia. Según ellos, Ruiz y Díaz lograron salir de la Guardia de Prevención saltando por una ventana cuando el techo se desplomaba. Nisman convalidó el increíble relato oficial: que los dos guerrilleros lograron escapar desarmados y heridos, después de combatir durante ocho horas, en un cuartel rodeado de policías y militares.

En Morón también su trayectoria tuvo un punto de inflexión a partir de su controversial (y pro-militar) rol en la investigación del copamiento de la Tablada.

A los 24 años, Nisman trabajaba en el juzgado provincial Nº 7 de Morón, a cargo del juez Alfredo Ruiz Paz. El secretario era Santiago Blanco Bermúdez, el mismo que ahora defiende a Antonio Stiuso y otros personajes de la Secretaría de Inteligencia. Ahí también convivió con otro personaje que haría carrera jurídica y luego política: Guillermo Montenegro, ex juez y actual ministro de Seguridad de Mauricio Macri.

El jefe de Nisman era el fiscal Gerardo Pollicita, quien lo ascendió dos veces cuando era su superior inmediato y siempre lo catalogó como “un chico brillante”.

Nisman ya era vanidoso y audaz y le gustaba chapear por sus contactos con la policía. Pese a su juventud lucía un intimidante bigote finito. Pronto, de ese juzgado provincial Nisman saltó al juzgado federal de Morón. “Ahí dejó de saludarnos”, recuerda un ex colega del fiscal fallecido.

El actual fiscal de la Cámara de Casación, Raúl Plee, conoció a Nisman en 1989 en el despacho del juez Gerardo Larrambebere.

Nisman era uno de los cuatro secretarios y 25 empleados del juzgado de Morón.

Nisman había apurado la vuelta de sus vacaciones a raíz del asalto del Movimiento Todos por la Patria (MTP) al Regimiento de Infantería Mecanizada 3, de La Tablada. Por aquellos días también el fiscal Gerardo Pollicita conoció a Raúl Pleé, quien se volvería una especie de referente tanto para Nisman como para Pollicita.

Plee fue quien los marcó con su estilo de trabajo. Pollicita lo tomó como su referente. Y si bien saltó a la Cámara Federal de San Martín, donde fue secretario del tribunal, volvió a acercarse a Plee para convertirse en su segundo en Capital Federal, hasta que él mismo fue designado fiscal, hace 22 años.

A raíz del copamiento de la Tablada, Larrambebere necesitaba un secretario más que lo ayudara en la instrucción del copamiento: el puesto sería de Nisman. El juez llegó al Regimiento poco después que el presidente Raúl Alfonsín, el 24 de enero de 1989.

En la Oficina de Logística, sobre los fondos del cuartel de la Tablada, hizo un reconocimiento rápido de los detenidos. Estaban semidesnudos, atados y boca abajo. Al día siguiente constituyó el juzgado en el cuartel y comenzó a tomar declaración a todos los militares, con ayuda del fiscal Plee.Como Blanco Bermúdez en esos días estaba de licencia lo reemplazó Plee.

Blanco Bermúdez había trabajado junto a Nisman en el juzgado provincial Nº 7 de Morón. Ahí, el actual abogado de Stiuso era secretario y Nisman un empleado muy meticuloso. A su vuelta de la licencia, Blanco Bermúdez compartió la instrucción de la causa con Plee, en una investigación que estuvo plagada de pistas plantadas por los agentes de inteligencia de la SIDE y el Ejército. Plee pidió al juez una serie de allanamientos que fueron la base de la acusación contra los 13 militantes del MTP que sobrevivieron al combate y a los asesinatos posteriores.

Larrambebere, jefe de Nisman, investigó el copamiento y la denuncia por apremios ilegales presentada por los detenidos fuera del cuartel; y la presunta fuga de Iván Ruiz y José Díaz.

Sobre las torturas y maltratos, el juez dijo no haber encontrado elementos para imputar a nadie. En el caso de la desaparición de Ruiz y Díaz, le encargó a Nisman seguir su pista junto a los hombres del Ejército que los habían tenido bajo custodia. Según ellos, Ruiz y Díaz lograron salir de la Guardia de Prevención saltando por una ventana cuando el techo se desplomaba. Nisman convalidó el increíble relato oficial: que los dos guerrilleros lograron escapar desarmados y heridos, después de combatir durante ocho horas, en un cuartel rodeado de policías y militares.

Compartir

Comparte en Facebook Comparte en Twitter Comparte en Google+ Enviar a un amigo Imprimir esta nota